La franquicia texana de los Spurs rindió honores anoche a uno sus jugadores más significativos de la última década, Bruce Bowen. Todo un reconocimiento a su trabajo defensivo, a ese trabajo ‘sucio’ con el que contribuyó a la consecución de 3 títulos para los de San Antonio.
Bowen nunca brilló por sus artes ofensivas, pero fue durante muchos años el principal baluarte defensivo de un equipo campeón, un jugador capaz de amargar la noche a cualquiera de las estrellas del conjunto rival.
Jugó 630 partidos con el equipo, 560 como titular y 550 de estos últimos de forma consecutiva y es que, en sus últimos 7 años en San Antonio sólo se perdió 3 partidos de temporada regular, ya en las 2 últimas de esas campañas. Consiguió 3 anillos de campeón y fue elegido en 8 ocasiones en uno de los 2 mejores quintetos defensivos de la liga.
Duro en la cancha, pero afable y apreciado fuera de ella, Bowen estuvo anoche acompañado de buena parte de sus ex compañeros, como el argentino Manu Ginóbili, que aún siguen en activo y de algunos ya retirados.
En esta ocasión no hubo motivo para la polémica y los abucheos a los intervinientes como en la reciente ceremonia de retirada de la camiseta de Chris Mullin en Golden State. Sólo calurosos aplausos de una grada que coreaba el nombre del jugador mientras su camiseta ascendía a lo más alto del pabellón para unirse a las de los mejores en la historia de la franquicia: David Robinson, George Gervin, James Silas, Sean Elliott, Avery Johnson y Johnny Moore. Ahí es nada.