Rajon Rondo se convirtió en el gran protagonista de la segunda parte del Boston-Miami. Cuando todos pensábamos que se había destrozado el codo izquierdo, regresó de vestuarios para jugar con un solo brazo. Pero fuera de esa épica céltica, el partido lo ganaron Kevin Garnett (28 puntos y 18 rebotes) y Paul Pierce (27 tantos).
Y la defensa de Boston, claro. Porque anoche, los Celtics fueron otra vez los Celtics, el equipo agresivo y concentrado que quiere 'Doc' Rivers y Miami, en la segunda parte, fue una caricatura de equipo, una auténtica decepción que quiso dar la razón a todos aquellos que piensan que el baloncesto de estos Heat no merece un anillo.
El puertorriqueño Carlos Arroyo no entró en la convocatoria porque regresó Shaquille O'Neal, que ingresó en la cancha en loor de multitudes. Su regreso fue más emotivo que fructífero y se prolongó durante 8 minutos. En cuanto a Arroyo, podría volver a ser convocado en función de la evolución de Rondo.
Boston 97 Miami 81 (1-2)
Volvieron los mejores Celtics, regresó la épica al Garden. Todo un clásico por el que no pasan los años. Orgullo celta.
Si en 2008 la épica -tejida de un cierto grado de interpretación- se materializó en la figura de Pierce para azote en aquellas finales de los Lakers, esta vez cobró forma en el codo izquierdo de Rajon Rondo, que visto lo visto es de goma. Porque lo de anoche fue milagroso.
Corría el tercer cuarto cuando Wade hizo en un forcejeo una especie de llave de lucha grecorromana a Rondo y éste cayó al suelo con muy mala fortuna. El apoyo de su brazo izquierdo sobre la pista fue realmente malo y la imagen de escalofrío. Dio grima ver cómo su codo se iba hacia un lugar imposible, como si quisiera escapar de su cuerpo. Horrible. La lesión grave estaba servida. Adiós de Rondo a los playoffs y problema casi irresoluble para los Celtics.
Pero no. Minutos después regresaba de vestuarios Rondo, que se había dislocado el codo, según informó su club. Regresaba dispuesto a ser parte de una leyenda como la de 'El Cid' hace siglos a este lado del charco o la del mismísimo Isiah Thomas al otro lado del charco en aquel cuarto en el que lo metió todo estando cojo (finales de NBA, finales de los 80). Porque el base titular de los Celtics empezó a jugar con un solo brazo. El 'Manco del Garden' levantó a la grada de un modo brutal, una grada que ya estaba encendida con el gran inicio de tercer cuarto de los suyos, que con un parcial de 14-4 se pusieron 58-50 en el marcador. A partir de ahí, sólo hubo un equipo en juego.
Mientras Rondo ponía el alma en un puño a su afición, que temía que se rompiera definitivamente, el equipo empezó a masacrar al rival, un rival indolente, timorato, inmensamente pequeño en pensamiento y acción. Eso sí, Rondo, todo hay que decirlo, de vez en cuando utilizaba su brazo malo.
Fuera de la épica del eléctrico base local, Boston hizo un gran partido, trabajó su defensa como en sus mejores momentos y se comió a unos Heat pobrísimos. Lo hicieron, como digo, con una estupenda defensa, pero también con la magistral actuación individual de un tremendo Kevin Garnett y un Paul Pierce que dejó en entredicho a LeBron James.
Miami había aguantado hasta el descanso (44-46) gracias a las grandes actuaciones de Chalmers y, sobre todo, Joel Anthony, que hizo números de gran estrella en esa primera mitad amparado en esa sombra de jugador que es Jermaine O'Neal.
Sin embargo, los de Spoelstra se hundieron en el tercer cuarto, que perdieron 28-15, y ya no volvieron a ubicarse en el partido, llegando a estar 18 puntos abajo en la segunda mitad.
Lo más preocupante para Miami es que fue arrasado a la carrera por Boston, algo poco previsible. Hasta 18 puntos anotaron al contraataque los locales por 5 los de Florida, que estuvieron, además, erráticos desde el triple (5 de 23).
El dúo James-Bosh fue un auténtico fracaso. El primero anduvo discretisimo, murió de mala manera en su duelo con Pierce y estuvo mejor en tapones (5) que en puntos (15). Lo de Bosh fue otra cosa, un fiasco total: 6 puntos, 5 rebotes y 1 de 6 en el tiro. Miedoso, triste, perdido. Bibby e Ilgauskas fueron un cero a la izquierda en un equipo que sobrevivió gracias a los citados Chalmers -17 puntos- y Anthony -12 y 11 rebotes-, así como a Wade, que acabó con 23 tantos y 7 asistencias.
En los Celtics, brutal partido de Kevin Garnett (28 puntos, 18 rebotes y 13 de 20 en el tiro en 38 minutos gloriosos) y de Paul Pierce (27 tantos, 5 rebotes, 5 asistencias y 5 de 7 en el triple). Ray Allen sumó 15, Rondo dio 11 asistencias y West funcionó desde la banca e hizo un buen partido, quién sabe si con dedicatoria a LeBron James.