La ciudad de Sacramento trabaja desesperadamente en las últimas fechas para evitar el traslado del equipo a otra ciudad, probablemente Anaheim. Con su alcalde, el ex jugador Kevin Johnson, a la cabeza, tratan de convencer a la NBA para que el equipo no se vaya.
Como parte de su estrategia, Kevin Johnson presentó hace unos días al Comité Ejecutivo de la NBA más de 9 millones de dólares en compromisos de patrocinio, compra de entradas y otros apoyos por parte de diversas compañías del área de Sacramento, una aportación con la que pretende demostrar el apoyo de la ciudad y su entorno al equipo.
Johnson se ha reunido también con Harvey Benjamin, abogado de la liga, y Clay Benett, propietario de los Oklahoma City Thunder y hombre designado por la NBA para presidir el comité que ha de estudiar la reubicación de los Kings si finalmente es solicitada oficialmente por los hermanos Maloof, dueños del equipo.
El objetivo de las reuniones no es otro que convencer a la liga, que debe aprobar el traslado, de que no hay mejor lugar para los Kings que la ciudad de Sacramento y para ello, en la capital del estado de California se están movilizando sus líderes políticos y económicos.
Pero el problema de fondo, la construcción de un nuevo estadio para el equipo que sustituya al Power Balance Pavillion (antiguo ARCO Arena), sigue sin resolverse, tras años de intentos fallidos por buscar financiación para el mismo.
Los responsables políticos de la ciudad tratan de convencer a la NBA de que aún puede alcanzarse un acuerdo para llevar adelante un proyecto largamente demorado, pero en la liga no acaban de creerse que sea así. Si no lo consiguen, la historia de los Supersonics puede repetirse 3 años después.