Tras la conmoción cerebral que sufrió a comienzos de noviembre, la recuperación del argentino Carlos Delfino sigue siendo más lenta de lo que todos los aficionados, y por supuesto él mismo, desearían. Afortunadamente, el día de su regreso parece más cerca, aunque no demasiado.
Las noticias que llegan de Milwaukee hablan de un Delfino cada día más recuperado y que ha empezado ya a ejercitarse, de forma individual y con precauciones, sobre la pista de baloncesto. Lo malo es que esas mismas noticias hablan de que aún tendrá que esperar para poder volver a jugar.
“Es una sensación estupenda. Es terapeútico para mí. Me encanta el baloncesto”, comentaba el argentino al Racine Journal Times tras su entrenamiento del lunes. Un entrenamiento de apenas 30 minutos en el que al menos pudo realizar, con acierto, una larga serie de tiros a canasta.
El santafesino practicó en todo momento vigilado de cerca por los servicios médicos de la franquicia que siguen monitoreando las reacciones de su cuerpo tras estar inactivo desde el pasado 6 de noviembre.
Uno de los problemas con los que se tiene que enfrentar ahora el jugador de los Bucks como consecuencia de la lesión es la alteración de su ritmo cardiaco cuando realiza cualquier tipo de ejercicio físico.
Aunque el propio Delfino reconoce que los latidos de su corazón son ahora más estables que hace 2 semanas, las taquicardias que sufre son uno de los síntomas que los médicos vigilan de cerca estos días. Por eso, en los entrenamientos que ha venido realizando, el primero fue el pasado domingo, se ha controlado en todo momento su ritmo cardiaco.
Aun así, a Delfino se le ha visto mucho más animado y hablador en los últimos días y en las próximas 2 semanas tiene cita con Michael McCrea, el neuropsicólogo que le está tratando, para valorar su evolución. Él es el hombre que debe dar el visto bueno a su vuelta a la actividad plena, pero para eso todo indica que aún falta tiempo.
Delfino espera con ansiedad ese momento y admite haber pasado miedo al ver que no mejoraba y, aunque ahora se siente mucho mejor, quiere ser precavido. Los médicos le han asegurado que su carrera no peligra y que su regreso es solo cuestión de tiempo... y paciencia.