Enero de 2008 fue un mes muy especial para el base puertorriqueño Guillermo Díaz. Ese mes, el base de San Juan alcanzó su sueño, vestirse de corto en la NBA, pero ese sueño resultó mucho más efímero de lo que le hubiera gustado al polémico canastero caribeño.
Tan efímero fue el sueño de 'Superman' Díaz que su experiencia NBA se circunscribió a 18 minutos de juego. Eso fue todo lo que jugó en la mejor liga del mundo el ex de la Universidad de Miami.
Todo empezó en el verano de 2006. En el draft de ese año Los Angeles Clippers eligieron a Guillermo en el puesto 52 y el chico se las prometió bien felices. Pero la felicidad no llegó.
Al no tener hueco en la NBA, Díaz firmó su primer contrato profesional con un equipo que nunca hubiera imaginado meses antes, un contrato profesional que le llevó a la República Checa, concretamente al CEZ Basketball Nymburk.
Estaba claro que aquello no era lo que había soñado años atrás en la lejana y soleada Florida, la patria chica, quién sabe si la grande, del casi armador boricua. Casi armador porque en la universidad Díaz jugó más de escolta que de base y quién sabe si patria grande porque en Miami se desarrolló el deportista como persona.
Primero en la Miami Christian High School, donde coincidió con otro compatriota NBA, José Juan Barea. Después, durante 3 años, en la Universidad de Miami, donde brilló con luz propia al convertirse en el décimo anotador de su historia con casi 1.500 puntos en cerca de un centenar de juegos tras promediar prácticamente 16 tantos por partido. Además, el jugador llegó a jugar con los Miami Tropics de la liga ABA.
Sin embargo, el sueño de cambiar la soleada Florida por la no menos soleada California se mudó de forma drástica, tan drástica que le llevó a la fría República Checa, en el corazón de la vieja Europa.
Por ello, no es de extrañar que 'Guillo' no fuera capaz de adaptarse al país centroeuropeo, tan alejado de los cánones imperantes en Puerto Rico y Miami. El resultado fue que a pesar de su buen rendimiento deportivo -20,1 puntos de media en 15 encuentros- el canastero hispano, otrora jugador también de voleibol, se marchó a media temporada a lares un poco más cálidos y a una liga con mayor prestigio, recalando en el equipo griego del AEP Olimpiadas Patron, un conjunto gris en el que desarrolló un papel discreto. Y donde sólo jugó 5 encuentros.
Llega el momento esperado
Llegó entonces el gran momento. El 17 de agosto de 2007 Díaz firma un contrato no garantizado de 3 años con los Clippers. El sueño que jamás se plantearon Luis Manuel Díaz y Esther González, sus padres, cuando en 1985 trajeron a este mundo a Guillermo.
Sin embargo, terminada la pretemporada y a un paso de comenzar la temporada oficial, el equipo angelino corta al jugador y lo envía al Anaheim Arsenal, conjunto de la Liga de Desarrollo de la NBA asociado a los californianos. El resultado inicial: una decepción tremenda. Pero Díaz se pone el mono de trabajo y de forma natural se erige en cabeza visible del equipo de Anaheim, en el que promedia 16,6 puntos en 14 partidos, de los que en 7 ejerce como titular. Esa puesta en escena le sirve para llamar la atención del cuerpo técnico de los Clippers, que le vuelve a reclamar. Y llega el ya mencionado mes de enero, cumbre baloncestística del jugador en la que termina despeñándose.
El 8 de enero firma un contrato de 10 días con el conjunto pobre de L.A y debuta ante Phoenix Suns: 5 minutos y 1 rebote es todo su bagaje.
El 18 de enero, el club le renueva el contrato y se lo extiende por otros 10 días. Y 'Guillo' termina jugando 6 encuentros de la NBA en los que suma 18 minutos. En ese suspiro, anota 5 puntos, captura 2 rebotes y da una asistencia. Ahí se acaba todo.
Esa es toda la presencia en la NBA del internacional boricua, presencia testimonial, casi invisible, que le convierte en el octavo jugador de su país que juega en la mejor liga planetaria, pero poco más. El 28 de enero el club le comunica que no le renovará, que su lugar no está en la 'glamourosa' ciudad de Los Ángeles y a 'Guillo' se le cae el mundo encima.
Un auténtico trotamundos
A sus 25 años, Guillermo Díaz ha pasado ya por un buen número de ligas y países: NCAA, NBA, Liga de Desarrollo y ABA (Estados Unidos), CEZ Basketball Nymburk (República Checa), AEP Olimpiadas Patron (Grecia), Juvecaserta y Angelico Biella (Italia) y Capitanes de Arecibo (Puerto Rico).
Ahora, el mes pasado concretamente, se ha comprometido con el Scavolini de Pesaro, lo que le permitirá afianzarse en Italia, donde jugará 3 temporadas seguidas, eso sí, con 3 equipos distintos.
En Caserta, equipo venido a menos y que nada tiene que ver con el que liderara el gran Oscar Schmidt Becerra, Díaz despuntó con 16,7 puntos y buenos números en general. Pero era la Lega Due -la segunda división transalpina-.
Llegado a la primera división con el Angelico Biella todo se apagó. Una lesión en la ingle le dejó fuera y sólo disputó 3 partidos. Temporada tirada a la basura.
En mayo, se fue a Puerto Rico, donde es un jugador amado-odiado. Se enroló en los Capitanes de Arecibo una vez recuperado de su lesión y se llevó el título de la liga de Baloncesto Superior Nacional (BSN). Su incorporación en la postemporada fue una ayuda (13,5 puntos en 22 minutos en los 13 encuentros que jugó).
Tras el éxito, la recaída. Y en julio el jugador estuvo nuevamente con problemas serios en la ingle, de los que parece haberse recuperado a tiempo para acudir al Mundial de Turquía en medio de la monumental polémica que rodea a la selección de Puerto Rico.
Al Mundial por la puerta de atrás
Díaz llega al Mundial por la puerta de atrás. Había sido completamente descartado para la cita mundialista. De hecho, hace apenas un par de semanas el gerente general de la selección, Agustín Díaz, aseguró: “Dado a que apenas acaba de recuperarse, no está en condición... sería un riesgo llevarlo”.
Días después, 'Superman' ha recuperado su capa por arte de magia. Eso sí, de por medio ha habido un monumental escándalo protagonizado por dos referentes de la selección nacional durante la última decada: Larry Ayuso y Christian Dalmau. Ambos desertaron en plena preparación disgustados con el técnico Manolo Cintrón.
Fue disputar el torneo de Nueva York y desaparecer. Ninguno de los dos se presentó en el avión que debía llevar al equipo boricua a Alemania. Y sus dos plazas han sido cubiertas por Díaz y el ex NCAA David Huertas.
Un pasado polémico
“Me siento bien contento porque por primera vez voy a representar a Puerto Rico en un Mundial”, acaba de declarar el jugador nacido en San Juan, que ha añadido “llevo dos semanas entrenando en Miami y donqueando la pelota”.
Pero no siempre fue así. Es decir, no siempre su relación con la selección resultó plácida y feliz.
Sólo hay que remontarse a las declaraciones de años pasados procedentes del seno federativo y del entonces cuerpo técnico de la nacional, lugares desde donde partieron afirmaciones referentes al poco interés que el chico tuvo siempre por representar a su país. Un desencuentro que comenzó ya en la edad juvenil.
Poco contribuyó su entorno a granjearle una buena imagen. Y es que nadie olvida cuando su agente, Andy Miller -¿les suena?, a Rudy Fernández, sí- se empeñó, unido a otros consejeros del jugador, en exigir a la federación que Díaz fuera incluido en el quinteto titular. Se iba a disputar el Preolímpico de Las Vegas, cara a los Juegos Olímpicos de Pekín. Guillermo ni olió la bola.
Fue un tiempo en el que Díaz era constante centro de controversia y en el que muchos aficionados le reprochaban el que se hubiera olvidado de su verdadero país. En la federación luchaban para que el base se incorporara a la liga puertorriqueña, pero no hubo manera.
Ahora, con 25 años, el ex de los Clippers podrá afrontar su primer Mundial, aunque lo haga con un rol completamente secundario en un equipo que cuenta en el puesto de base con Arroyo y Barea.
Ellos, Carlitos y J.J, sí que se han consolidado en la NBA más o menos, aunque bien que les ha costando. Mientras, Díaz (seguidor de Al Pacino y admirador de Michael Jordan, lo que demuestra que sabe más de baloncesto que de cine) busca su consolidación a muchos kilómetros de distancia, al otro lado del charco, en Italia. Para él la NBA es ya agua pasada. Un sueño que apenas duró 18 minutos.