Los Spurs ya están en las semifinales de la Conferencia Oeste. Llegan a ella tras aguarle la fiesta a Cuban y Nowitzki. Lo hacen gracias, entre otros factores, a un Ginóbili sobresaliente, un Manu que sigue adelante a costa de otros dos hispanos, Barea y Nájera, que se quedan fuera.
El jugador argentino fue el máximo anotador local con 26 puntos y fue el encargado de rematar el partido y la eliminatoria con su sangre fría desde el tiro libre, anotando 6 lanzamientos sin fallo en el último minuto del partido.
San Antonio 97 Dallas 87 (4-2)
Fue un encuentro extraño. El inicio arrollador de San Antonio hacía presagiar una tragedia sangrante para Dallas. Después, en el tercer cuarto, llegó la milagrosa recuperación del equipo visitante, de la mano de Nowitzki y el francés Beaubois, que provocó dudas en la grada. Y finalmente, los Spurs volvieron a agarrar con fuerza el timón del partido para imponer su fantástico modo de interpretar los finales apretados de partidos importantes, algo en lo que Popovich es un maestro y algunos de sus jugadores también lo son.
Ganó San Antonio y perdió Dallas en el duelo texano, un duelo que llegó demasiado pronto. Los Spurs demuestran que con Ginóbili y Parker sanos son un equipazo, que se crece además en playoff por la naturaleza de sus jugadores estrella. Al otro lado, Cuban se ha gastado una porrada de millones de dólares para confeccionar un equipazo -la plantilla es imponente- que tendrá que esperar para recoger sus frutos, si es que algún día lo consigue. Nowitzki tendrá que aguardar otro año. Pasa el tiempo y sigue sin anillo.
Los primeros 7 minutos del partido fueron de fenomenal defensa local (13-8), que se hizo aún más asfixiante según se acercaba el final de ese primer cuarto, que condicionó mucho el partido.
En los últimos 5 minutos del primer acto, los Mavs se quedaron a cero y con un parcial de 9-0 los locales alcanzaron el primer descanso con 14 puntos de ventaja (22-8). Y es que Dallas había anotado 8 puntos, ahogado por una defensa local de una intensidad atroz.
Todo empezó cuando a algo más de 5 minutos del final del cuarto, Carlisle planteó un triple cambio: Terry, Barea y Nájera por Kidd, Marion y Haywood. El resultado fue demoledor, pocas veces un cambio de esta naturaleza ha sido tan devastador para un equipo. Fueron esos minutos los que firmaron la sentencia de muerte sobre estos 3 jugadores: Barea y Nájera ya no volvieron a la cancha (jugaron 6 y 4 minutos) y Terry ya no volvió a ser el jugador que todos esperaban de él, firmando una horrenda noche.
La cosa prosiguió en los primeros minutos del segundo cuarto. Los locales extendieron su dominio hasta un 27-8 y los visitantes alargaron su sequía anotadora hasta los 7 minutos de juego.
A los 15 minutos de haberse iniciado el partido, los de Popovich dominaban 31-12 con algunos datos reveladores. Liderados por Duncan y Ginóbili, hasta 7 jugadores locales habían anotado ya; en Dallas, tras 15 minutos de juego, sólo habían encestado Nowitzki y Butler, sus mejores hombres. El resto de los jugadores de los Mavericks llevaban 0 puntos con 0 de 11 en el tiro. Y además, los locales habían defendido de cine cometiendo solo 3 personales, mientras que su rival, superado en defensa, ya había hecho 11 faltas.
Mediado el segundo cuarto, Ginóbili hizo un canastón y a la jugada siguiente provocó una falta en ataque. Acto seguido, en la jugada posterior, Nowitzki se encaraba con los árbitros por una falta que se le pitó sobre Hill y poco después Butler era sancionado con una técnica tras golpear de modo innecesario a un rival tras anotar un mate. Es decir, los 2 únicos jugadores productivos de Dallas estaban ya desesperados. Nada funcionaba.
Fue entonces cuando surgió el francés Beaubois, que con su actuación de anoche puso en serios aprietos la decisión de Carlisle de apenas utilizarle en la temporada (ni siquiera lo hizo tras aquel partido en el que anotó 40 puntos).
La aparición del jugador de Guadalupe resultó providencial. Con un toque marcadamente individualista, pero fresco, audaz y atrevido, el base galo se cargó el partido a la espalda y estabilizó la diferencia, que al descanso descendió a los 13 puntos (47-34).
Fueron Butler, Nowitzki (25 puntos en la segunda parte) y Beaubois, los que en el tercer cuarto lograron lo increíble, poner patas arriba el partido y firmar una remontada impensable. Y la defensa del equipo de Carlisle, que mejoró notablemente.
A 4:55 del final del tercer cuarto, un triple de Nowitzki adelantaba a Dallas (56-57) tras un parcial de 9 a 23. San Antonio estaba atascado y el alemán Nowitzki estaba ávido de éxito, anotando con pasmosa facilidad.
Menos mal para los locales que al final del cuarto apareció Parker para dejar el marcador en 70-63 antes de abordar el decisivo cuarto final.
Fue ahí, en el cuarto final, donde se demostró el oficio y casta de estos Spurs y el saber hacer de su entrenador.
El cuarto resultó muy igualado, aunque San Antonio siempre se mantuvo por delante gracias a la calidad ofensiva de Ginóbili y Hill y al juego completo de Parker y Duncan.
Los locales abrieron una brecha ridícula y Ginóbili se encargó de cerrar el partido con un aplomo envidiable. Dispuso en los últimos 42 segundos de 6 tiros libres y los anotó todos, expulsando a Dallas de la competición.
Manu terminó con 26 puntos y 5 asistencias en 38 minutos de juego. Erró 12 de sus 19 tiros de cancha, pero poco importó, porque fue determinante en los dos lados de la pista. Hill le secundó con 21 tantos en 42 minutos, Duncan ejerció de hombre orquesta (17 con 10 rebotes, 5 asistencias, 3 tapones y 3 robos) y Parker, también (10 tantos con 7 rebotes, 8 asistencias, 2 robos y ninguna pérdida).
En Dallas, Nowitzki cayó a lo grande -33 puntos, con 25 en la segunda parte-, Butler volvió a mostrar su poderío -25 puntos- y Beaubois fue un auténtico revulsivo -16 puntos en 21 minutos-. Pero hubo demasiados fracasos sonoros: Marion, el dúo Haywood-Dampier, Terry y, en menor medida, Jason Kidd y los hispanos Barea y Nájera, que apenas participaron en el juego y cuando lo hicieron lo hicieron rematadamente mal.