La prensa norteamericana se hace eco estos días de 2 nuevas historias que demuestran que la vida de muchos ex jugadores de la NBA se parece poco a un camino de rosas una vez que abandonan el baloncesto. Esta vez se trata de Isaiah Rider y Derrick Coleman.
El primero de ellos es ya un viejo conocido de la policía y acumula antecedentes por fraude, lesiones, violencia doméstica, denuncia falsa, detención ilegal y posesión de narcóticos. Todo un historial al que ahora ha añadido nuevos capítulos tras ser detenido por la policía en Arizona.
Rider, de 39 años, fue detenido después de que un policía le observara conduciendo de forma errática un vehículo en el que le acompañaban 3 niños pequeños. Al parecer, poco antes, el ex jugador había discutido y forcejeado con su novia en el exterior de su domicilio en la localidad de Mesa (Arizona) y posteriormente se subió en un taxi del que más tarde se bajó corriendo sin pagar los 150 dólares del servicio.
El ex jugador de la Universidad de Nevada-Las Vegas fue en su día el número 5 del draft de 1993, y jugó en Minnesota, Portland, Atlanta, Denver y los Lakers, promediando 16,8 puntos por encuentro en 553 partidos antes de finalizar su carrera en la temporada 2001-02.
Su carrera se vio truncada por su carácter problemático que ya le llevó a tener numerosos encontronazos con la justicia cuando era jugador en activo e interminables conflictos disciplinarios en los equipos por los que pasó. Unos problemas que han ido a peor en su vida posterior.
Coleman se declara en bancarrota
Otro ex jugador que pasa por serios problemas, en este caso financieros, es Derrick Coleman. Éste sí que tuvo una larga y brillante carrera en la NBA. En 15 temporadas con los Nets, Sixers, Hornets y Pistons promedió 16,5 puntos y 9,3 rebotes por partido.
Su época más brillante la vivió en los Nets, antes de que las lesiones mermaran su rendimiento. Con los de New Jersey fue elegido Novato del Año en 1991 y jugó el All-Star de 1994, temporada en la que promedió 20,2 puntos y 11,3 rebotes por encuentro.
Ahora, de la decenas de millones de dólares que ganó a lo largo de su carrera apenas queda nada y Coleman ha tenido que declararse en bancarrota ya que sus acreedores le reclaman 4,7 millones de dólares cuando sus propiedades y activos actuales apenas valen 1 millón.
La situación financiera de Coleman, de 42 años, es el resultado de una serie de negocios, especialmente inmobiliarios, llevados a cabo en el área de Detroit, su ciudad natal, que han ido de mal en peor hasta consumir todo el patrimonio que acumuló en sus años como jugador.