Feliz. Ésa es la palabra que define el estado de ánimo del argentino Fabricio Oberto tras conocer los resultados de las pruebas a las que ha sido sometido durante 1 semana. Unas pruebas exhaustivas a las que su corazón ha respondido perfectamente. Todo marcha bien.
A Oberto se le descubrió una problema de corazón leve en el año 2007, cuando militaba en los Spurs, y desde entonces tuvo algunos episodios cardíacos que alarmaron al jugador y a los suyos. Sufría una arritmia que le puso en ciertas complicaciones de manera puntual y decidió pasar por el quirófano hace algo menos de 1 año.
Ahora, su equipo, Washington Wizards, le ha sometido a un control exhaustivo durante 1 semana en la que ha ido a cuestas con pequeños detectores, cables y artefactos que han permitido monitorizar el estado de su corazón mientras jugaba los partidos, mientras entrenaba, mientras charlaba con los compañeros e incluso mientras dormía.
Todo correcto
“Estoy en buenas manos. Puedo jugar, entrenarme. Hice todas las cosas que hago en la temporada”, ha asegurado el internacional argentino al diario Washington Post en una entrevista.
El pívot cordobés ya estaba tranquilo antes de la prueba, pero ahora lo está aún más: “Esto es una gran prueba de que mi corazón está bien”.
Oberto ha reconocido que a veces ha sido algo molesto lo de tener aparatitos y cables en el pecho, pero se ha mostrado encantado por los resultados de las pruebas.
El jugador está bajo vigilancia médica permanente, pero cada cierto tiempo se le practican pruebas de mayor calado como ésta. La próxima llegará en diciembre.
En esta ocasión, los datos relativos al funcionamiento de su corazón que eran capturados por los aparatos, llegaban a un ordenador conectado a una compañía de Nueva York que a su vez se los remitía al médico que operó a Oberto, que reside en Austin (Texas). Es lo que tienen las nuevas tecnologías.