El escolta de Boston Celtics Ray Allen ha dicho en alto lo que muchos pensamos: el sistema por el que los aficionados eligen a los titulares del All-Star es injusto y genera cada año algún fiasco importante. Lo malo es que en 2010 el fiasco puede ser doble y de proporciones lamentables.
En una horas, se conocerán los quintetos titulares del Este y del Oeste. En el primero, podría estar Allen Iverson, cuando no ha hecho nada para merecerlo; en el segundo, podría incrustarse Tracy McGrady, lo que sería de traca porque prácticamente no ha jugado en toda la temporada. A Iverson se lo quitó de encima Memphis y a McGrady se lo quiere quitar de encima Houston. Poco importa, una legión de aficionados al baloncesto, que o lo siguen poco o se lo toman a guasa, pueden obrar el despropósito.
Ray Allen ha salido a la palestra para denunciar la situación desde dentro y advertir de que hay que proceder a un cambio de sistema en la elección si se quiere tomar en serio la cita baloncestística de las estrellas.
El jugador de los Celtics asegura que “me gusta que los aficionados tengan la oportunidad de votar y elegir a quienes quieren ver en el Partido de las Estrellas, pero no creo que (los votos) deban ser el 100%”.
Pide Allen que se cambie de modelo, que el voto de los aficionados tengan un peso de un 50% en la elección y que el otro 50% provenga de la selección efectuada por los profesionales -entrenadores y jugadores-.
Sin embargo, parece ser que la NBA está bastante satisfecha con el actual sistema. Allá ellos, porque el sistema puede este año caer en el ridículo y, lo que es peor, en la más profunda injusticia con jugadores que se han dejado la piel mientras Iverson y McGrady se limaban las uñas.