Nueva temporada de la NBA y nuevas expectativas. ¿O son viejas? Porque la realidad es que ningún equipo aparece como mayor candidato que el actual campeón, los Lakers de Kobe Bryant, Paul Gasol…. Y Ron Artest. Un equipo y una Liga a la medida de ese genio llamado Phil Jackson, su entrenador ganador.
Sí, es una Liga vieja, a juzgar por los nombres que han protagonizado los fichajes más llamativos de la pretemporada. Se movieron Rasheed Wallace (Celtics), Andre Miller (Blazers), Drew Gooden y Tim Thomas (Mavericks), Shaquille O’Neal (Cavaliers), Jamal Crawford (Hawks), Antonio McDyess (Spurs), Allen Iverson (Memphis Grizzlies)… Salsa vieja para carne nueva.
Los Lakers se han convertido en el equipo en el que hay que estar para llevarse un anillo. Así lo entendió Artest, quien aceptó en un segundo (o menos) la oferta de los Lakers. Una decisión que lleva el sello de Jackson. Como si el técnico quisiera imponerse nuevos retos, amante de las emociones fuertes como él. No se duda de la calidad del jugador (física sobre todo), pero sí de aspectos que tienen que ver con el equilibrio mental. Artest no está demasiado bien de la cabeza, eso ya se sabe, pero quizá un libro de esos que reparte Jackson a sus jugadores le pueda servir para amueblar el piso vacío que es su coco. Por lo pronto, todos los jugadores de los Lakers ya han destacado la gran actitud del jugador, incluido Kobe Bryant, quien se las tuvo tiesas con Artest en años precedentes.
Un buen Artest, más la renovación de Lamar Odom, provoca que los Lakers sean inmediatamente el enemigo a superar. Y más conociendo lo bien que funciona el dúo Bryant-Gasol, un seguro de vida para cualquier equipo. Un Artest centrado ofrece unas posibilidades tácticas innumerables, como le gusta a Jackson. Sí, ya tiene a”su Rodman”.
La oposición
Si hay que hablar de oposición a los Lakers hay que dirigir la mirada inmediatamente hacia los Cavaliers, y más tras el fichaje “mediático” de Shaquille O’Neal, con sus 37 años a cuestas. Pasaron sus mejores años, cómo disimularlo, pero Cleveland se frota las manos con la eventual conexión que pueda protagonizar con LeBron James.
Las mayores dudas de los Cavaliers surgen en dos aspectos. La primera tiene que ver con el banquillo y la figura de Mike Brown, quien lleva años ofreciendo discursos monocordes y en absoluto geniales. Pero aguanta en el cargo, ellos sabrán. Y después está “King” James, quien tiene una asignatura pendiente: ser capaz de hacer campeón a un equipo, en este caso los Cavaliers. Porque la estrella no aprende qué es eso de sumar para el colectivo en los momentos trascendentes.
Y otra cosa: termina contrato con los Cavaliers. ¿Comenzará a pensar antes de tiempo sobre su futuro?
Ese es un problema que no tiene Rasheed Wallace, quien dispone del último contrato importante con un equipo campeón, como son los Celtics. Su clase es incuestionable, pero la duda con los Celtics es la misma de los dos últimos años: las lesiones. Hace dos temporadas tuvieron suerte en este aspecto y ganaron el anillo con todo el mérito. Pero en la pasada se cayó Kevin Garnett y el equipo sólo pudo ofrecer pundonor, que le sobra. Si este año hay suerte, quizá les vuelva a alcanzar. No es fácil.
En esta escala de favoritos (más bien de opositores a Lakers) cabe mencionar a los Orlando Magic, los actuales campeones del Este. Se fue Hedo Turkoglu y llegó Vince Carter. Un magnífico jugador a cambio de una gran estrella. Un jugador infravalorado a cambio de un jugador sobrevalorado. Aunque con Jameer Nelson en buenas condiciones físicas y con esa fuerza que es Dwight Howard quizá Carter encuentre su hábitat más adecuado.
En el Oeste
Regresando al Oeste, dos equipos se sitúan más o menos a la par en las apuestas: Spurs y Mavericks. Dos de las grandes decepciones de la pasada temporada. Ambos se movieron y ficharon. Fue notoria la incorporación de Richard Jefferson a los Spurs, un alero muy versátil y de gran calidad, sobre todo física. Pero el fichaje de verdad sería tener de nuevo al mejor Manu Ginóbili, el jugador capaz de hacer mucho mejores a los Spurs. También se sabe que Tony Parker está muy bien y que Tim Duncan suma un año más (ay), con todo lo malo que ello implica. Hay que disfrutar de este jugadorazo mientras dure, aunque ya comience a verse una versión menor.
Los Mavericks intentan parchear cada año todo lo que han fichado mal en los años precedentes. Ahora las “soluciones” se llaman Shawn Marion, Drew Gooden y Tim Thomas. En fin, más trabajo para Rick Carlisle, su técnico, aunque seguro que con Marion encuentra esas soluciones defensivas que tanto le gustan.
La terna de opositores a los Lakers en el Oeste se completa con esos Blazers del ínclito Nate McMillan. Ficharon a dos veteranísimos (Andre Miller y Juwan Howard), aunque la asignatura pendiente es encontrar una identidad que ahora les falta. Desde luego, Miller les va a venir de maravilla porque éste sí es un base de garantías, por más que los años pesen. Puesto que la jerarquía de Brandon Roy es incontestable, las incógnitas son: saber si McMillan apostará por el vértigo de Rudy Fernández y si Greg Oden puede contestar a quienes afirman que es un error histórico de “draft”.
Y no hay mucho más. Porque da la sensación de que hay muchas franquicias guardando el dinero en la caja fuerte para reventar el mercado el próximo verano, cuando entren al mercado jugadores como LeBron James o Dwyane Wade, entre otros. Pero ahora nadie es más favorito que los Lakers del gurú Jackson.