Se acabó la temporada para Luis Scola, pero sus muchos seguidores no pueden estar tristes. Su equipo, Houston Rockets, llegó más lejos que en los últimos años y 'Luifa' volvió a demostrar que hay pocos jugadores tan competitivos como él en el mundo cuando llegan los momentos cruciales.
El rendimiento del argentino en la postemporada ha sido bárbaro. Luisito promedió 14,4 puntos, 8,4 rebotes y 1,8 asistencias en los 32,6 minutos que disputó de media en las 13 partidas que disputó, 6 contra los Blazers y 7 contra los Lakers. Y Houston pasó por fin de primera ronda y sólo dio su brazo a torcer en el séptimo choque ante los actuales subcampeones de la NBA.
Está comprobado que donde Scola huele tensión, dramatismo y competición al límite, allí está y se crece. Fue el caso de la serie ante los Lakers, en la que según desapareció Yao Ming de la eliminatoria por lesión surgió el jugador sudamericano como verdadero santo y seña del juego interior texano.
Su producción en el sexto partido fue colosal: 24 puntos y 12 rebotes. Y así lo reconoció su entrenador, Rick Adelman, que a la conclusión de ese sexto encuentro dijo: “estuvo increíble, no sé qué se puede decir, simplemente nos cargó sobre sus hombros y nos llevó al triunfo”.
Esa actuación abrió los ojos a muchos analistas estadounidenses aún ciegos ante los poderes del bonaerense. Aunque aún hubo alguno que en el máximo grado de incapacidad analítica vino a decir que sólo los Lakers y Pau Gasol eran capaces de convertir a Luis Scola en Larry Bird. Bueno, ya sabemos que Luisito no es Bird, pero con ese comentario quedó muy claro que el pretendido especialista poco había visto a Scola con la elástica de argentina y la del Tau de Vitoria. Y encima, vino Pau Gasol en el séptimo partido y le hizo tragar al susodicho sus propias palabras. Y es que, por la boca muere el pez.
Pero fuera de algún 'desalmado' de la canasta, la mayoría de las palabras fueron flores, halagos sinceros a la actuación de Scola.
Satisfecho por lo logrado
Hace apenas unas horas, el propio Scola se sinceraba en unas declaraciones publicadas por el diario argentino La Razón. En ellas, reconocía el jugador que los Lakers habían sido muy superiores en el séptimo partido: “Ellos jugaron mejor y punto. No hay excusas, en el último partido nos pasaron por arriba”. Para acto seguido decir que “en un par de días nos vamos a dar cuenta de que tenemos que estar contentos con lo que logramos”. Ése es el carácter competitivo, sincero y optimista del gran Scola.
Un Scola que se encuentra en plena madurez, cumplidos los 29 años el 30 de abril. Sus 2,06 tal vez se queden cortos para luchar en la zona con las moles de la NBA, pero Luis lo suple con corazón y cabeza, dos virtudes difíciles de compaginar, con mucha técnica individual, más de la que parece, y con una gran sabiduría a la hora de interpretar el juego.
La primera ronda ante Portland Trail Blazers la cerró con 16,2 puntos, 6,7 rebotes y un increíble 56,9% en el tiro de campo. La segunda ante Lakers la culminó con 12,9 puntos, pero elevando notablemente su rendimiento en el rebote (9,9 capturas), aunque bajara su acierto en el tiro (42,9%). Pero es que no es lo mismo jugar varios partidos sin tener al lado a Yao Ming, que genera muchas ventajas a sus compañeros, y no es lo mismo enfrentarse a los hombres altos de Portland que a la tripleta angelina integrada por Pau Gasol, Lamar Odom y Andrew Bynum.
En definitiva, son números excelentes jugando en uno de los mejores equipos de la NBA, un equipo en el que en fases de la temporada ha tenido por delante a Yao Ming, Tracy McGrady y Ron Artest, ahí es nada. Pero como ya demostrara el año pasado en sus primeros playoffs, siendo novato, -entonces hizo 14 puntos y 9,3 rebotes- Scola no se arruga. Y si no que se lo digan a los comentaristas estadounidenses, que no salían de su asombro cuando los Rockets perdían por paliza en el séptimo partido ante los Lakers y 'Luifa' no se rendía y seguía fajándose como si el partido estuviera por decidir.