Ha destacado este año en el Cáceres 2016, un equipo español de la LEB Oro. Antes había jugado en la NBA. Y no de cualquier manera, pues puede presumir de haber ganado un anillo con Miami Heat en 2006 estando a las órdenes de Pat Riley y compartiendo vestuario con Dwyane Wade y Shaquille O'Neal.
Pero ahora, Wayne Simien ha decidido cambiar radicalmente de vida. Adiós al ego, la competitividad, la fama, el dinero y la buena vida. Adiós a las ambiciones terrenales y hola a las espirituales. Porque Simien abandona el baloncesto con sólo 26 años para dedicarse al sacerdocio.
“Todavía puedo jugar a un gran nivel y vivir muy bien, pero siento más pasión por otras cosas. Esa pasión es por ser sacerdote cristiano”, ha afirmado este joven de 2,06 de estatura, cuya decisión ha causado un gran impacto en el mundo de la canasta. Y es que una decisión de tal calibre no se ve todos los días.