Wayman Tisdale ha dicho basta. El que fuera gran jugador y gran músico de jazz llegó hasta donde pudo en su lucha contra el cáncer, una lucha que ha perdido definitivamente hoy en su ciudad natal, Tulsa (Oklahoma), cuando todavía tenía 44 años y muchas cosas por hacer.
El mundo del baloncesto está de luto, y el de la música, a la que Tisdale se dedicó en cuerpo y alma una vez abandonó las pistas.
El zurdo de Tulsa, donde nació un 9 de junio de 1964, es un jugador bien recordado por los amantes del baloncesto de los 80 y los 90. Para empezar, su carrera universitaria fue meteórica, al nivel de los más grandes jugadores del ciclo colegial.
Su nombre quedó inscrito en letras de oro en la memoria de la Universidad de Oklahoma, donde jugó 3 años en los que brilló con luz propia. Sus números lo dicen todo: una media de 25,6 puntos y 10,1 rebotes por actuación y máximo anotador y reboteador de la historia de los Sooners. Un ala-pívot con un indudable futuro que llegó a anotar en un encuentro 61 puntos. Y fue elegido en el número 2 del draft por Indiana Pacers en 1985.
Internacional con Estados Unidos
Siendo universitario vivió Tisdale su momento de mayor gloria deportiva. En 1983 había ganado la medalla de oro con su país en los Juegos Panamericanos y 1 año después, en 1984, formó parte de la mítica selección de Estados Unidos que se proclamó campeona olímpica en Los Angeles tras derrotar a España. Una selección entrenada por el legendario Bobby Knight y en la que jugaban un tal Michael Jordan, un tal Pat Ewing o un tal Chris Mullin, entre otros.
Luego, su carrera NBA fue pródiga en buenos números. En 12 campañas promedió 15,3 puntos por partido. Estuvo en Indiana Pacers desde 1985 a 1989, en Sacramento Kings desde 1989 a 1994 y en Phoenix Suns desde el 94 al 97. Su mejor campaña, la de 1990, cuando promedió con los Kings 22,3 puntos y 7,5 rebotes.
Y tras tamaño recorrido baloncestístico, el bueno de Tisdale colgó las zapatillas para dar rienda suelta a su otra pasión: la música.
Una carrera musical llena de éxitos
A partir de ahí inició una carrera musical plagada de éxitos. Su pasión por el jazz le llevó a grabar 8 discos, subirse a grandes escenarios y cosechar varios éxitos de ventas.
Y como el destino es muy caprichoso, quiso ese destino que comenzara su discografía en 1995 con un disco de título muy baloncestístico “Power Forward” y la acabara el año pasado, en 2008, con su octavo trabajo en estudio de título igualmente baloncestístico “Rebound”.
Hace 2 años se rompió una pierna en un accidente casero y a raíz de dicha lesión le detectaron un quiste maligno por debajo de la rodilla derecha. El cáncer de huesos que padecía se extendió y obligó a que en agosto de 2008 hubiera que amputarle parte de la pierna.
Unos meses después, peleando aún con toda la fuerza que le quedaba, su cuerpo ha dicho basta. Ha sido hoy. En su ciudad natal, entre los suyos. Descanse en paz.