Yao Ming y Luis Scola fueron los verdaderos artífices de la tercera victoria de Houston sobre Portland, que coloca a los de Oregón a un paso del abismo. Pero en el triunfo del equipo texano contribuyeron otros muchos jugadores considerados secundarios: Battier, Wafer, Lowry, Landry, Hayes... Cada uno a su manera.
El partido incluía en su nómina de jugadores a 3 hispanos que corrieron suertes muy diversas. El mejor con diferencia fue Scola, que con 17 puntos y 8 rebotes resultó importantísimo, aunque sus problemas con las personales le hicieran ver desde el banquillo los últimos minutos del encuentro. Mientras, Rudy Fernández no estuvo tan afortunado como en el tercer choque y anotó 5 puntos en 24 minutos, si bien encestó un tremendo triple a 2 segundos del final que alimentó las esperanzas visitantes. Y Sergio Rodríguez jugó, pero fue como no jugar. Permaneció en cancha 3 minutos.
Houston 89 Portland 88 (3-1)
Portland se va del Toyota Center con las manos vacías a pesar de que ha estado cerca de ganar los 2 partidos, que se han resuelto por estrechísimos márgenes (86-83 y 89-88). Y ahora su posición es más que delicada.
Otra vez el final del partido delató a unos y a otros. Por una parte, los locales volvieron a dejar vivo a su rival cuando lo tenían contra las cuerdas; por otra, su rival se empecinó en cometer errores graves en la resolución de sus ataques exhibiendo una falta de alternativas irreal, ya que cuando estuvo ya en la situación extrema, McMillan recurrió a alternativas distintas que fueron exitosas, pero se tomaron ya a la carrera, contra el reloj.
Falló Artest un tiro importante haciendo honor a su estadística del día (5 de 20 en el tiro de campo). Roy capturó el rebote y pidió tiempo muerto. Restaban 23 segundos y su equipo perdía por 2 (87-85). McMillan sacó tras el tiempo muerto a Rudy, del que se había olvidado por completo en la recta final del partido. Pero ese señuelo, como otros, ya no se lo cree nadie. Sacaron de banda los Blazers, el balón le llegó a Roy y éste se jugó la posesión en solitario.
Resultó tan predecible la pizarra de McMillan que todos los jugadores de los Rockets se balancearon sobre Roy, que se encontró sin sitio y terminó arrollando a un jugador que estaba allí para ser arrollado, Chuck Hayes, un especialista defensivo introducido por Adelman para acometer esta jugada y que demostró que la máxima concentración se puede alcanzar a pesar de que la exigencia de tu entrenador sea limitadísima en el tiempo, extremadamente puntual.
Fue un resumen de dos equipos que buscan la victoria por vías distintas. Los Rockets a partir del colectivo, una forma de ver el baloncesto, la de Adelman, que permitió que se convirtieran en piezas importantes del triunfo en los últimos minutos jugadores como Lowry, Landry o Hayes, que nada habían hecho en todo el partido. Los Blazers amparados también en el colectivo, pero solo en defensa, dejando el ataque al individualismo más atroz en bastantes ocasiones.
Resultó triste ver ese modo de resolver la jugada más trascendental del partido. Porque a partir de ahí todo fue ir a remolque por parte de los visitantes, que todavía tuvieron oportunidad de meterse en el partido debido al desacierto en los tiros libres de los locales en los últimos segundos.
Dos series imperfectas (1 de 2 en cada una) de Brooks llevaron la intranquilidad a la grada. Con 88-85, los Blazers intentaron resolver su ataque con otra variante. La solución fue un triple de Outlaw que no entró. Y poco después, gracias a ese desacierto de Brooks, dispusieron de un nuevo ataque de pizarra con apenas 4 segundos por jugar y con 4 abajo (89-85). La jugada ensayada ya no fue ni para Roy, ni para Aldridge, ni para Outlaw. Ahora el jugador fundamental era Rudy Fernández, que como ocurriera en el tercer partido no falló y colocó el marcador en un emocionante 89-88 con un triplazo cuando quedaban 2 segundos. Pero ya era demasiado tarde.
En la siguiente jugada, Lowry falló el primer tiro libre y con inteligencia tiró a fallar el segundo para que se agotara el tiempo. Y el tiempo se consumió sin remisión.
Los Rockets habían ganado, sufriendo eso sí, amparados en su poderío interior, en la aguda inteligencia de sus dos hombres altos titulares, Ming y Scola, que conectaron a la perfección toda la noche, se movieron con inteligencia por la zona y supieron dominar el centro del ataque de los Rockets.
Ming concluyó con 21 puntos y 12 rebotes y se fue hasta los 44 minutos, mientras que Scola terminó con 17 puntos, 8 rebotes y 2 robos en 35 minutos tras anotar 8 de sus 18 tiros de campo. El argentino cobra cada día que pasa más protagonismo en estos playoffs. Lástima que, como ocurriera en el anterior partido, las faltas personales limitaran su presencia en la pista, ya que cometió su quinta falta personal mediado el último cuarto y Adelman ya no le sacó más, al buscar una intensidad defensiva que Landry y Hayes le dieron de sobra.
Fue una pena, porque en el momento de cometer su quinta falta Scola estaba metido hasta las trancas en el partido. Tras recibir asistencia en la banda por un choque con la cabeza de Aldridge, al que defendió bastante bien a pesar de sus buenos números, 'Luifa' anotó la canasta del empate a 77, una cesta que dio paso a otra de Ming que adelantó a los locales en el marcador por 79-77.
Se trató de una pequeña remontada a base de defensa, la misma receta que habían utilizado los Blazers en el tercer cuarto para endosar a su rival un parcial de 14-26 e irse al inicio del último cuarto con ventaja en el marcador (64-70).
Ese espíritu defensivo animado por los aficionados locales dejó en 18 puntos a Portland en el último período y guardó la victoria en Texas a pesar de que los locales sólo anotaran el 39,8% de sus tiros, empeorando su acierto en la segunda parte en la que apenas lograron un 15 de 45.
Ese mal porcentaje de campo se basó en un horrendo proceder en el tiro de 2, ya que en el triple los locales anduvieron finísimos (9 de 16). Ese acierto en el triple y el tremendo daño que Houston hizo en el rebote ofensivo (16) se unieron a la gran labor defensiva para modelar un triunfo capital. Y en esa tarea en el rebote ofensivo cobró una especial dimensión la figura de Scola, ya que ¡7 de sus 8 rebotes fueron ofensivos!.
A Yao Ming y Luis Scola se sumó como artífice de la victoria un espléndido Shane Battier, que completó un partidazo en ataque y en defensa, concluyendo con 14 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias.Tras los 3 mejores jugadores se situaron la brillante aportación de Wafer en el primer tiempo, el buen papel como distribuidor de juego de Artest, que no como anotador, y la aparición en la recta final en jugadas puntuales de Landry, Lowry y Hayes.
En Portland, Brandon Roy hizo un auténtico partidazo, si bien encadenó una serie de decisiones incorrectas en la recta final del partido que dañaron bastante a su equipo. Pero sería injusto achacarle algo a un jugador que fue el que permitió que los suyos llegaran con opciones al final (31 puntos y grandes aportaciones en todos los casilleros estadísticos). Aldridge logró 19 puntos y 10 rebotes y Outlaw hizo 14 tantos, aunque 12 fueron en la primera parte, apagándose irremisiblemente en la segunda (1 de 6 en el tiro).
Roy, Aldridge y Blake se fueron a más de 40 minutos, ya que McMillan utilizó una rotación de 10 jugadores en la que el peso lo llevaron 6, puesto que Rodríguez y Frye tuvieron apariciones testimoniales, la titularidad de Batum se tornó, como de costumbre, simbólica y Oden se volvió a autoexcluir del partido al cometer 5 personales en 11 minutos.
Los números:
- Houston: Ming 21 pt y 12 reb; Scola 17 pt, 8 reb y 2 rob; Battier 14 pt, 8 reb y 6 as (4 de 6 t3); Artest 12 pt y 9 as (5 de 20 tc).
- Portland: Roy 31 pt, 5 reb, 5 as, 3 tp y 3 rob (13 de 13 tl); Aldridge 19 pt y 10 reb; Outlaw 14 pt, 2 tp y 2 rob; Przybilla 12 reb.
- Los Rockets llevaban 6 derrotas consecutivas en cuartos partidos de playoff desde 1998.
- Portland anotó los 17 tiros libres de los que dispuso.
- Los locales anotaron 9 de 16 triples y atraparon 16 rebotes ofensivos.