Ayer fue un día especial en el Palace de Auburn Hills, el escenario habitual de los partidos de los Detroit Pistons: por primera vez en más de 5 años, el aforo de la pista no se vendió al completo para ver uno de sus partidos.
El de anoche les enfrentaba a los Miami Heat y, según las cifras oficiales, el número de entradas vendidas fue de 21.720, es decir, 356 menos que el aforo máximo del pabellón. El cartel de “no hay billetes” no era visible en las taquillas del Palace antes de empezar el encuentro, una imagen poco habitual.
Desde que el 19 de enero de 2004 los Pistons vendieran todos los billetes de acceso a su partido contra los Spurs de San Antonio, no habían dejado de hacerlo. Durante un total de 259 partidos las entradas siempre se agotaron, aun cuando en algunos partidos se pudieran ver claros en la grada. Y es que no todos los que compran entrada terminan por ir al encuentro.
Tom Wilson, presidente del recinto de Auburn Hills, citaba ayer, cómo no, la situación económica como causa del final de tan magnífica racha. Para otros, las últimas derrotas del equipo y el que muchos, a diferencia de años anteriores, no vean a este equipo como aspirante al título pueden haber tenido más peso que el bolsillo en el ánimo de muchos aficionados.