El base de los Hornets, Chris Paul, batió ayer uno de esos innumerables récords que la estadística de la NBA registra en sus anales. No era sencillo superar la marca de 105 partidos consecutivos robando al menos un balón que había establecido en 1986 Alvin Robertson, uno de los mejores especialistas defensivos de la década de los 80.
Paul sumó ayer 106 tras robarle un balón al base de los Spurs Tony Parker cuando restaban 3:43 para el final del segundo cuarto. El base de New Orleans comenzaba esta semana con 104 partidos acumulados y el reto de alcanzar y superar la marca de Robertson. Lo ha hecho a lo grande. El martes le robó 5 balones a Memphis y ayer sumó 3 recuperaciones ante los Spurs.
Una marca que dice mucho de la tremenda calidad del base de los Hornets en ambos lados de la pista y de su intensidad a la hora de aplicarse no sólo en ataque sino también en defensa, algo que distingue a las grandes estrellas del resto de los jugadores.
"Es un logro increíble inscribir tu marca en la historia", declaraba anoche Paul a ESPN, "especialmente un récord como éste, tan raro y tan difícil de conseguir".
Ahora queda por ver hasta dónde es capaz de llevar Paul la nueva marca. La deje donde la deje no cabe duda de que no será sencilla de batir.