Emanuel Ginóbili, el astro argentino del baloncesto, fue el gran protagonista de la última jornada de la NBA. El escolta de Bahía Blanca regresó a la competición tras permanecer 3 meses lesionado y lo hizo en un estado de forma mejor de lo esperado.
El propio jugador mostraba su sorpresa a la conclusión del partido que su equipo, San Antonio Spurs, ganó en Memphis por 81 a 94.
“No llegué a pensar en hacer un gran partido de primeras, así que estoy contento con lo que hice”, aseguró un Ginóbili que dejaba traslucir en su rostro su enorme satisfacción tras su primer compromiso de la temporada.
El internacional albiceleste reconoció tras el encuentro que se sintió cómodo en la pista. “Me sentí muy bien”.
Y es que a Gino se le vio muy recuperado de su tobillo izquierdo, con movimientos ágiles en la cancha, con confianza en sus pasos, con fluidez en el pase. Porque la inteligencia, la confianza en uno mismo y el modo global de entender el baloncesto no se pierde con una lesión, aunque te deje mucho tiempo en el dique seco.
El argentino fue decisivo
Lo mejor del argentino fue su capacidad para demostrar que para ser decisivo en este juego no hay ni que estar permanentemente en la cancha ni que tirarse 30 tiros a canasta.
Por el contrario, Manu dio anoche una auténtica exhibición de cómo hacer mucho con poco, y en apenas 11 minutos logró 12 puntos y 4 rebotes que resultaron demoledores para los Grizzlies por cuándo se anotaron.
Un inicio cargado de prudencia
Ingresó Ginóbili en la cancha, y por ende en la temporada, cuando faltaban 5:34 para concluir el primer cuarto.
Como inteligente jugador de baloncesto que es, el argentino prefirió, tras 3 meses de ausencia, pisar con fuerza el parquet, palpar la pelota, examinar el sistema defensivo rival, hablar con sus compañeros... y pospuso el tiro. No era cuestión de que la ansiedad que da el regreso le llevara a lanzar a canasta nada más salir.
Esa frialdad permitió a Ginóbili aguantar sus ganas de anotar. Y sólo tiró cuando llevaba ya en cancha un minuto y medio, y porque la posesión se acababa. Se elevó Ginóbili desde más allá de los 3 puntos y anotó el triple. Era su primera canasta desde la última que anotó en plenos Juegos Olímpicos de Pekín, en el mes de agosto.
La estrella de los Spurs define perfectamente su modo de enfrentarse a sus primeros minutos de juego: “No me apresuré mucho. Me tomé mi tiempo, encontré huecos, hice un par de tiros”. Y también explica claramente lo que sintió cuando anotó ese triple inicial: “Me dio confianza cuando entró”.
A ese triple le siguió poco después un mate tras una asistencia de su compatriota Fabricio Oberto, que le vió penetrar por el medio de la zona y le cedió la bola. Esa volcada fue, en cierto modo, otra manera de reivindicar que su tobillo está en perfectas condiciones. La hizo suave, eso sí. Tampoco era el momento de forzar la máquina.
Y luego decidió el partido
Pero lo mejor lo dejó Ginóbili para el tercer cuarto. En los últimos 4 minutos un parcial de 6-20 dio tres cuartas partes del choque a San Antonio. Manu abrió ese parcial con 6 puntos consecutivos.
Su compañero y gran estrella del equipo no alberga dudas. Según Tim Duncan, “él nos empujó cuando todo iba mal”.
La compenetración entre ambos se apreció también fuera de la pista. Los dos jugadores permanecieron los últimos minutos de partido charlando afablemente en el banquillo, riendo a pierna suelta Ginóbili en algunas ocasiones, radiante de felicidad el rostro de Duncan. Porque el gran Tim sabía muy bien que anoche comenzaba, si no hay sorpresas, una nueva etapa para estos Spurs que tanto han sufrido en el arranque de temporada.