Los espectadores que anoche asistieron en el Staples Center al partido que enfrentaba a los Clippers con los Warriors no podían creer lo que veían. Aquel dorsal 25 de los Warriors que estaba machacando a su equipo desde la media y larga distancia era Anthony Morrow, un jugador cuyo nombre era totalmente desconocido para ellos apenas unos minutos antes.
Ese desconocimiento era normal, puesto que Morrow es un novato que ni siquiera fue seleccionado en el draft y que se tuvo que ganar, a través de la dura criba que suponen las ligas de verano y los partidos de pretemporada, un puesto en la plantilla de Golden State con mucho esfuerzo y pocas expectativas, en principio, de jugar.
Sin embargo, Don Nelson decidió darle anoche la oportunidad de salir de titular porque “necesitaba algún tirador más en la pista”.
El novato empezó a tirar y a meter y ya no paró. Terminó con 37 puntos y 11 rebotes y una increíble serie de 15 de 20 en el lanzamiento. Esos 37 puntos son la máxima anotación de un jugador no drafteado en su temporada de novato en la historia de la NBA, superando los 33 de Marquis Daniels en 2003-04.
Al finalizar el partido, estaba en una nube. “Creo que mi mejor partido en Georgia Tech [su universidad] fue de 30 o 31 puntos”, recordaba, y sobre su increíble 15 de 20 reconocía que “a veces no lo hago ni en los entrenamientos”.
Un momento mágico que el veterano Don Nelson resumía afirmando que “es una de las cosas más emocionantes que puedo recordar en mucho, mucho tiempo”.