Pocas veces se había visto nada igual. Tal vez cuando el número 1 del draft, Greg Oden, llegó el año pasado a la ciudad. Y es que la llegada del español Rudy Fernández ha superado todas las expectativas. En la terminal del Aeropuerto Internacional de Portland se desató la locura.
Alrededor de 200 aficionados aguardaban el aterrizaje del avión en el que Rudy Fernández volaba en compañía de su madre, Mayte, y su agente, Gerard Darnés. El vuelo de 15 horas vía Amsterdam llegó a la ciudad más populosa del estado de Oregón con 15 minutos de adelanto, y cuando el escolta español entró en escena en compañía del general manager de los Blazers, Kevin Pritchard, la pasión tomó el aeropuerto.
Rudy apareció con un elegante traje negro, y entonces surgieron los gritos de los aficionados que empezaron a corear su nombre: “Rudy, Rudy, Rudy”. Tras ello, el internacional español chocó las palmas de sus manos con las de los aficionados, de los que le separaba una valla. Fue una locura de gritos y firma de autógrafos en los más variados objetos –gorras, camisetas, fotos...-.
Y es que ni siquiera la senadora por el estado de Oregón, Katy Brown, se quiso perder el acontecimiento, ya que asistió en el Rose Garden a la presentación de Rudy Fernández, que vestirá el número 5 de Portland y en su camiseta se podrá leer no Rudy sino “Fernandez” sin tilde.
Gran eco mediático
La llegada del escolta mallorquín a su nuevo equipo y a la NBA sigue rodeada de un notable eco mediático, un eco que se ha ido amplificando a raíz de su portentosa actuación en la final olímpica ante Estados Unidos.
Su presentación con los Blazers la recogen medios tan prestigiosos como USA Today, ESPN, Hoopsworld o la propia página web oficial de la NBA. Y, por supuesto, los medios de comunicación de Portland y la página web del equipo, que se deshacen en elogios con el jugador, al igual que lo hacen los aficionados en comentarios y foros y responsables del club como el general manager, Kevin Pritchard, o el entrenador, Nate McMillan.
Pritchard era hace unas horas uno de los hombres más felices del mundo, algo que se apreciaba, sin duda, en su gesto. Y es que ha sido él quien apostó desde el inicio por el fichaje del español, ha sido él quien le ha visto jugar durante los 2 últimos años y ha sido él quien sabía que estaba ante un jugador muy especial que no podía dejar escapar.
“Es un jugador de equipo. Es un gran chico”, aseguraba Pritchard a la llegada del jugador, al que considera el mejor jugador joven extranjero. Pritchard, que jugó una temporada en la liga de España, afirmaba acto seguido que “esperamos grandes cosas de él. Sentimos que puede ser el jugador con el que demos el salto definitivo”.
Junto a él, McMillan, entrenador poco dado a elogiar a los jugadores, seguía con la cadena de encendidos elogios que lleva dedicando a Fernández desde que le vio jugar en los Juegos Olímpicos. Para su entrenador, “si confirma todo lo que es capaz de hacer, tendrá muchos minutos”.
McMillan califica a Rudy como “un jugador especial” y no tiene reparo alguno en afirmar que “juega duro en las dos partes del campo. Juega con el corazón. Esto no es fácil de ver en la NBA”. Y es que a su entrenador le ha prendado el equilibrio que existe entre el gran juego ofensivo del español y su buen quehacer defensivo.
Sorprendido por el recibimiento
Volviendo al extraordinario recibimiento que le proporcionó la afición, Fernández afirmó en la rueda de prensa de su presentación que le pareció “increíble”. Y es que ya no sólo eran los gritos, es que el jugador pudo contemplar cómo algunos de los aficionados le recibían con carteles escritos en español. Todo un detalle.
El nuevo jugador de los Blazers opina que llega a “un equipo joven con muy buenos jugadores” y considera que puede ayudar a que el equipo alcance los playoffs.
“Mi sueño es jugar contra los mejores jugadores de la NBA y Portland me dio esta oportunidad”, decía un Fernández superado por tal recibimiento.
Entre todo este cúmulo de elogios, todavía hay un espacio para el sentido común. Así, por ejemplo, el columnista Kerry Eggers, del periódico Portland Tribune, aún reconociendo el gran talento del jugador, pide prudencia, calma y, sobre todo, tiempo para ver su evolución en el equipo. Y es que la euforia está desatada en exceso.
Por de pronto, los Blazers comienzan la pretemporada el 30 de septiembre en Tualatin, en el estado de Oregón, y el 7 de octubre juegan su primer partido amistoso. Será ante Sacramento en el Rose Garden. En esa pretemporada habrá, no hay que olvidarlo, dos jugadores hispanos en el equipo: Rudy Fernández y Sergio Rodríguez. Dos jugadores y dos historias, hoy por hoy, muy diferentes.