A finales de los 70 la NBA estaba en declive. El interés del aficionado había languidecido y las audiencias televisivas en Estados Unidos habían caído en picado, tal y como ha sucedido en los últimos 3 años. Entonces dos equipos revitalizaron la liga; ahora, esos dos mismos equipos podrían repetir la jugada.
Por eso no es extraña la felicidad del Comisionado de la NBA, David Stern, y de la televisión que se encargará de retransmitir la serie final, la ABC. Un Celtics-Lakers a estas alturas es como la caída del maná en pleno desierto, refiriéndonos siempre al interés doméstico de los estadounidenses por la competición, ya que las audiencias de la NBA a nivel mundial se han disparado de forma espectacular en los últimos años con la inteligente apertura de la liga al baloncesto internacional. Esa visión –a medio camino entre la calidad deportiva y la simple mercadotecnia- ha llegado a su punto álgido en la relación actual entre dos gigantes: la NBA y China.
Sería incierto decir, por lo tanto, que la NBA vive actualmente un declive semejante al existente a finales de los 70. Nada más lejos de la realidad. Desde la década de los 80 la liga experimentó una efervescencia que ya no se detuvo, porque a los ‘Magic’ Johnson y Larry Bird les sucedió el inimitable Michael Jordan. Y la gallina de los huevos de oro se prolongó hasta casi entrado el siglo XXI. Pero fueron los últimos años del siglo XX y los actuales del XXI menos fructíferos en audiencias televisivas a nivel nacional. Estados Unidos estaba empezando a dar la espalda a la competición a pesar de que la nómina de jugadores mediáticos era más que notable.
La situación tocó fondo el año pasado, cuando la final protagonizada por San Antonio Spurs y Cleveland Cavaliers congregó en Estados Unidos delante de la señal televisiva de la ABC a la menor audiencia desde que en 1976 se empezara a medir ésta.
El rating medio de los 4 encuentros de la final fue de 6,2. Un auténtico desastre que venía a confirmar el declive de los últimos años: un 8,2 en 2005, un 8,5 en 2006 y un 6,2 en 2007.
Los datos de los últimos 3 años nos recuerdan a los de las finales de los años 70 e inicios de los 80, en concreto a los años 1978, 1979, 1980 y 1981. En ninguno de estos años se alcanzó el 10 de rating, a pesar de que en las finales ya empezaban a aparecer por separado los Celtics y los Lakers.
Pero llegaron los 80, y la figura emergente y llena de rivalidad de dos hombres –Larry Bird de Boston y ‘Magic’ Johnson de Los Angeles- encandiló al gran público norteamericano, que encontró el equilibrio entre esas grandes individualidades y la gran rivalidad entre dos equipos históricos. Aquellos dos conjuntos tenían, como ocurre ahora con los Celtics y los Lakers, sendos ‘Big Three’. Larry Bird, Robert Parish y Kevin McHale versus ‘Magic’ Johnson, Kareem Abdul-Jabbar y James Worthy. Si bien junto a ellos había otros nombres que no tenían desperdicio.
La NBA remonta el vuelo
En 1981 la final de la NBA (Celtics-Rockets) registró una penosa audiencia en Estados Unidos del 6,7 de rating, una cifra muy similar a la de la final del 2007. Era el punto de inflexión hacia la primera expansión de la liga profesional norteamericana.
La década de los 80 registró audiencias claramente superiores al 10 de rating, que alcanzaron su máximo en 1987, precisamente la última vez que los Lakers y los Celtics protagonizaron la final. Entonces el seguimiento alcanzó el 15,9.
Pero lo mejor vino después, ya que a la retirada de la cima de los dos grandes equipos le sucedió la llegada del imperio de los Bulls de Chicago, con Michael Jordan a la cabeza. La expansión internacional de la NBA se consolidó y empezó a crecer de forma exponencial. Jordan fue un reclamo tal que la NBA se coló en buena parte del mundo y las audiencias televisivas en Estados Unidos se dispararon hasta alcanzar el máximo histórico. Fue en la final de 1998 que enfrentó a los Bulls con los Utah de Stockton y Malone. El último título de Jordan supuso la final más vista por televisión en el país de las hamburguesas. El rating medio se fue hasta el 18,7, con un pico de ensueño en el sexto y último partido, momento estelar que registró un 22,3. La locura total.
Este momento álgido del seguimiento televisivo de la NBA lo disfrutó la NBC, que retransmitió las finales desde 1990 hasta el 2002. Antes lo había hecho la CBS (desde 1973 a 1990), que sacó un gran partido a la década dorada de los 80.
Ahora es el turno de la ABC, que se encarga de las finales desde el año 2002. Han sido años duros para la cadena generalista, ya que la audiencia más alta se ha situado en el 12,1, pero en general no se ha acercado, ni de lejos, a esa cifra. A pesar de todo, en estos momentos, en junio de 2008, en la ABC están seguros de que la espera ha merecido la pena. Porque al final del túnel la luz tenía nombre: Celtics-Lakers.