Pocas veces se ha visto a unos Spurs tan a merced de su rival como anoche. Los Lakers propinaron una severa paliza el equipo texano (101-71) y se adelantaron 2-0 en la serie final del Oeste, una ventaja que se antojaría decisiva de no ser por que al otro lado de la cancha está un equipo campeón con un espíritu indomable.
Sin embargo, la dos derrotas sufridas por los Spurs ante los Lakers han resultado extremadamente dolorosas por opuestos motivos. La primera porque se dejaron escapar un partido que dominaban por 20 puntos; la segunda porque fueron humillados por el rival, que les arrasó por 30 unidades de diferencia. Pero a efectos psicológicos la primera derrota resulta más significativa que la segunda, tal y como se comprobó anoche.
Más preocupante aún resulta para los de Popovich el hecho de que su rival haya sido capaz de ganar el primer choque a pesar del discreto partido de Odom y haya hecho lo propio en el segundo con una actuación más bien gris de Gasol. Esto demuestra que el equipo de Phil Jackson está empezando a ser eso, un equipo, eso sí, guiado por un líder incontestable: el mejor jugador de la NBA, Bryant, jugador que junto a Odom, fue la estrella del partido.
Bryant finalizó el choque con 22 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias, resultó bastante efectivo en el tiro y sólo fue una vez a la línea de personales; Odom estuvo simplemente inconmensurable (20 puntos, 12 rebotes, 4 tapones y 7 de 10 en el tiro).
Pero las preocupaciones de los Spurs no acaban con las expuestas hasta ahora. Otra ha de ser, por ejemplo, el bajísimo rendimiento de Manu Ginóbili y otra la lamentable producción ofensiva del equipo que está llegando a su momento álgido de incapacidad en los últimos cuartos (13 puntos anotó en el cuarto final en el primer enfrentamiento y 14 en el segundo).
No es descartable que la edad empiece a pasar factura a una plantilla extremadamente envejecida, que, amparada en los éxitos, no ha sabido renovarse, si bien todo apunta a que podrá hacerlo gracias a la generosidad mostrada por Duncan a la hora de su renovación, una renovación poco ambiciosa por parte de la estrella de los Spurs que permitirá tener un importante hueco salarial al equipo.
A día de hoy, la plantilla está al borde de sus últimas prestaciones. El único jugador importante que es joven es Parker (acaba de cumplir 26 años). El resto de la plantilla tiene, en el mejor de los casos, 30 años, como ocurre con Ginóbili. Porque el resto de la lista es un canto a la reflexión: Horry 37, Barry y Bowen 36, Finley y Thomas 35, Stoudamire 34, Oberto y Vaughn 33 y Duncan 32. Hasta el relevo generacional propuesto este año está a punto de alcanzar los 30 –Udoka tiene 29-. Y esto, tarde o temprano, empezará a notarse.
Noche hispana en el Staples Center
A pesar de que todo comenzara con un microcorte de luz (cuando Duncan y Gasol iban a hacer el salto inicial el pabellón se quedó a oscuras), fue la de anoche una gran fiesta luminosa para los aficionados del Staples Center, y lo fue en una jornada muy hispana, ya que fueron 4 los jugadores de origen hispano que saltaron a la cancha en uno u otro momento, si bien es verdad que, en general, ninguno de ellos tuvo su noche. Fueron 4 merced a una fantástica noticia: Trevor Ariza reapareció tras permanecer 4 meses lesionado.
Ariza se rompió el pie en un entrenamiento el 20 de enero, y desde entonces permanecía en el dique seco cargado de paciencia. Anoche, con el partido ya decidido en el último cuarto, saltó en los llamados ‘minutos de la basura’, que, a buen seguro, fueron para él ‘minutos de la limpieza’. Tuvo el honor de sustituir a Kobe Bryant. Restaban 5:53 para el final. Y 48 segundos después logró su primera canasta después de tantos meses, producto de una elegante suspensión a media distancia.
La de Ariza fue la mejor noticia hispana de la noche, porque ni Gasol, ni Ginóbili, ni Oberto tuvieron su día. Gasol anduvo un peldaño por debajo de lo que es habitual en él, y aún así fue el mejor de todos ellos (10 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias en 29 minutos). Oberto salió de titular, pero apenas contribuyó a la estadística de su equipo (4 puntos y 2 rebotes en 22 minutos). Y Ginóbili, francamente, no estuvo, lo que volvió a ser una de las claves de la derrota texana.
El escolta de Bahía Blanca fue uno de los primeros nombres que corrió de boca en boca al inicio del choque. Popovich, buscando soluciones tras la derrota en el primer partido, decidió colocar como titular a Finley y dejar como sexto hombre a Ginóbili, una decisión que sirvió para elevar el nivel de Finley, pero que se reveló estéril a la hora de lograr un rendimiento extra por parte de bahiense.
Ginóbili acabó con 7 puntos, 2 rebotes y 2 asistencias, anotando 2 de 8 en el tiro –incluido 0 de 4 en los triples-. Se quedó en blanco en los dos primeros cuartos y no logró sus primeros puntos hasta transcurridos 27 minutos de partido (Gasol no le anduvo a la zaga y tardó 16 minutos en estrenar su marcador).
Es cierto que el internacional argentino arrastra problemas en un dedo y en un tobillo, pero eso no pude ser excusa para un ganador de su calibre, tal y como demuestra su reacción a la conclusión del choque responsabilizándose de la derrota, algo que, siendo razonables, es totalmente injusto. Porque hubo más culpables.
Dominio de principio a fin
Los Spurs no dominaron el marcador ni una sola vez. A diferencia del primer partido, no pusieron en aprietos a los Lakers en ningún momento, a pesar de que aguantaron el luminoso hasta casi alcanzar los vestuarios. Ahí estuvo la primera clave del encuentro.
El electrónico señalaba empate a 37 cuando quedaban 2:11 para llegar al descanso, pero una canasta de Gasol, 5 puntos seguidos de Vujacic y dos tantos más de Fisher fabricaron un parcial de 9-0 que dejó el resultado en 46-37 al final de los dos primeros cuartos.
Las estadísticas al descanso ya eran significativas. La más espectacular era la del tiro de campo, que, desgraciadamente para los Spurs, se mantuvo a lo largo de los siguientes cuartos. Los Lakers anotaron un 54,3% en la primera mitad (un 54,9 al final del partido) y los Spurs un 34,8% al descanso (34,5 a la conclusión del choque).
Al descanso llamaban la atención la importante cantidad de pérdidas de balón de los dos equipos a pesar de que el encuentro se había jugado con un ritmo más bien cansino, por momentos mortecino, que sólo se había roto en los minutos finales del segundo período. Además, resultaba espectacular el hecho de que en 24 minutos los Lakers no hubieran atrapado ni un solo rebote ofensivo.
Los Spurs aguantaron hasta el descanso gracias a Duncan (10 puntos y 13 rebotes) y Parker (11 puntos), pero se hundieron en la segunda parte con sus dos capitanes, ya que entre Duncan y Parker anotaron en el segundo tiempo ¡4 puntos! (2 cada uno, y Duncan sólo 3 rebotes). Mientras, en los Lakers la producción ofensiva en la primera mitad, liderada por Bryant, estaba mucho más repartida, con la participación de Fisher, Odom y Vujacic.
El comienzo de la debacle
El inicio del desastre no se hizo esperar y llegó en la reanudación. Siete puntos seguidos de Bryant y otro parcial de 9-0 en menos de 2 minutos llevaron el marcador a un sorprendente 57-41, que no hizo más que estirarse con el paso de los minutos.
El ‘Big Three’ de los Lakers apareció en el ataque en este cuarto decisivo, pues de los 28 puntos del equipo angelino, 24 llevaron su firma –11 de un pletórico Odom, 7 de Bryant y 6 de Gasol-.
Maniatados Parker y Duncan los Spurs perdieron el norte, sin que sirviera de nada el ligero despertar ofensivo de Manu Ginóbili. La defensa de Gasol sobre Duncan se fue ajustando según transcurría el partido, tanto a nivel individual como a la hora de organizar el equipo las ayudas defensivas para que el pívot catalán no tuviera que luchar en solitario con el de las Islas Vírgenes. Y minuto a minuto San Antonio se fue diluyendo como un azucarillo en el café, llegándose al final del tercer acto con un rotundo 74-57.
Los Lakers saben rematar
La última duda que nos quedaba a todos era si el conjunto californiano volvería a hacer una de las suyas, es decir, acorralar al contrario para luego estar a punto de dejarlo escapar. Pero esto no sucedió.
Anoche los Lakers mostraron un espíritu ‘asesino’ no exhibido hasta la fecha. Jackson se permitió el lujo de dejar todo el último cuarto a Gasol en el banco y de utilizar apenas unos minutos a las dos estrellas de la noche, Odom y Bryant. Entre otras cosas porque la segunda unidad angelina brilló con luz propia, especialmente Farmar que se reivindicó como jugador de ataque (14 puntos), que no como unidad defensiva ni como base (no dio ni una sola asistencia en 25 minutos).
Otra racha local hizo que los Lakers superaran los 20 puntos de diferencia (81-60 a 9:31). Popovich, con cara de pocos amigos, con un gesto agrio y de cabreo infinito en su rostro, pidió un tiempo muerto. Y nada más volver a la cancha Bryant y un inspirado Farmar endosaron un 7-0 a los Spurs para adelantar a los suyos por 28 (88-60). El resto fue una celebración comunitaria de los californianos en perfecta sintonía con sus aficionados, que vieron cómo Walton, cuando apenas quedaban unos segundos para la conclusión, ponía la máxima diferencia en el marcador que coincidió con el resultado final.
La defensa de los Lakers
Algunos dicen, y no les falta algo de razón, que más que los Lakers estén defendiendo espectacularmente, la causa del desastre de San Antonio es que está fallando más de la cuenta en ataque. Pero sería injusto no reconocer el importante trabajo en la retaguardia de los de Phil Jackson (que han recibido 85 y 71 puntos). Especialmente destacable es cómo cerraron los Lakers la zona en la segunda parte, evitando las canastas de Duncan y las penetraciones de Parker, y ahí hay que conceder un gran reconocimiento a la labor de Odom y Gasol, cuyas ayudas largas (posibles gracias a su capacidad dinámica a pesar de su altura) están haciendo mucho daño al juego de los Spurs.
Esa defensa –que no bajó la guardia en los 48 minutos-, unida a la gran efectividad en ataque, hizo que anoche los Lakers no tuvieran rival a pesar de que sólo fueron capaces de capturar 3 rebotes ofensivos. Pero es que hubo 50 rebotes en el aro local y 30 en el visitante. Al menos, esta vez los angelinos cerraron bastante bien su propio tablero (41 rebotes por 9 del rival).
La eliminatoria viaja mañana domingo a San Antonio, donde los locales han ganado 20 de sus 22 últimos partidos, incluidos los 6 de post-temporada.
La historia dice poco a favor de los texanos. Sólo 14 de los 222 equipos que se han puesto con 2-0 en contra en una serie a 7 partidos han remontado. El último, eso sí, fueron los propios Spurs hace unos días antes los Hornets. Y Phil Jackson revela una estadística demoledora. Las 40 veces que un equipo entrenador por él ha ganado el primer encuentro de los 7 ha terminado clasificándose. Eso sí que es meter miedo al rival.
Los Angeles Lakers 101 San Antonio Spurs 71 (2-0) L.A. LAKERS: Fisher (11), Bryant (22), Radmanovic (4), Odom (20), Gasol (10) –cinco inicial-, Vujacic (7), Farmar (14), Walton (7), Turiaf (2), Ariza (2) y Mbenga (2). |
SAN ANTONIO: Parker (13), Finley (8), Bowen (8), Duncan (12), Oberto (4) –cinco inicial-, Ginóbili (7), Vaughn (4), Barry (5), Udoka (6), Horry, Thomas (4) y Stoudamire. |
Parciales: 21-16, 25-21, 28-20 y 27-14. |