El quinto partido del enfrentamiento entre Houston y Utah resultó el más desequilibrado. Tanto fue así, que los Rockets vapulearon sin piedad a unos desconocidos Jazz, a los que ganaron por 26 puntos de diferencia (95-69).
La escuadra texana estuvo liderada por Tracy McGrady (29 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias), al que esta vez no se le puede criticar su rendimiento en el último cuarto porque para entonces todo estaba decidido, y el argentino Luis Scola, que terminó con 18 puntos y 12 rebotes en los 35 minutos que estuvo en pista. El bonaerense brilló con luz propia en el tercer cuarto y acabó el encuentro con muy buenos porcentajes (7 de 12 en tiros dinámicos y 4 de 5 en lanzamientos desde la línea de personal).
Nadie esperaba, incluidos los espectadores del Toyota Center, un partido tan cómodo para los locales, más aún si se examina la dureza competitiva y la gran igualdad que se había vivido en anteriores duelos.
El de anoche fue un triunfo contundente que reivindica los poderes del equipo de Rick Adelman en defensa y su fortaleza mental fraguada a partir de hombres competitivos hasta la médula como Scola, Battier, Bobby Jackson o el propio McGrady, por mucho que se le critique.
Fue la defensa el factor clave para una victoria tan holgada. Lo fue doblemente porque Houston no basó su éxito en un sobreesfuerzo defensivo limitado en el tiempo -en unos minutos, en un cuarto o en medio partido-. No, el trabajo en la retaguardia de los Rockets fue constante y pareció no tener fin. No puede explicarse de otro modo la regularidad de los locales, que en los cuartos 1, 2 y 4 encajaron 16, 16 y 14 puntos, y que en su 'peor' circunstancia recibieron 23 puntos en el tercero, justo en el período en el que mejor atacaron al anotar 31. Y es que el equipo de Scola se impuso en los cuatro períodos y fue de menos a más hasta concluir el partido con la máxima ventaja en el marcador, 26 puntos.
Esa gran defensa tuvo efectos devastadores sobre el base visitante, Deron Williams. Sólo su tremenda clase evitó males mayores. Pero el armador de Utah sólo pudo ofrecer a su equipo 13 puntos y 6 asistencias, unos números decentes para cualquiera, pero insuficientes, a todas luces, para Williams. Detenida la pulsión creativa del base, el rendimiento del equipo de Sloan decayó sin remedio.
Imposible ganar así
Resulta imposible ganar un partido con los porcentajes de tiro que ofreció anoche el conjunto de Salt Lake City. Con un 36,5% en el tiro de campo, un 22,2% en el triple y un 56,5% en los lanzamiento desde la línea de personal no se puede ir a ninguna parte. Y eso sucedió, que los de Sloan fueron una sombra de sí mismos y acabaron perdidos.
Esa incapacidad en los lanzamientos llevó emparejada la pérdida en la lucha por el rebote, ya que hubo muchísimos más rechaces en la canasta de Houston, pero a estos dos malos datos (tiro y rebote), ya de por sí fundamentales, se añadió otra puerta abierta hacia el desastre: las pérdidas de balón. Los visitantes extraviaron 18 posesiones. Con un ataque semejante, perdiendo balones y fallando tiros, sólo la buena base defensiva de los de Sloan les permitió no perder el encuentro por 40 puntos, y eso que la defensa tampoco fue una gran virtud de los mormones anoche.
El inicio de la ruptura, con los suplentes
Un dato sorprendente es el que nos lleva al inicio de la ruptura del partido, que fue al comienzo del segundo cuarto. Sorprendente porque esa ruptura se inicia con un quinteto local integrado por Battier y cuatro suplentes (Landry, Jackson, Hayes y Head). Esos cinco jugadores endosaron en los primeros 2 minutos y 28 segundos del cuarto un parcial de 9-0 a su rival para colocar el marcador en 27-16. Algo más de 2 minutos de un trabajo defensivo encomiable y de una espectacular racha ofensiva del veterano Bobby Jackson, que anotó 7 de esos 9 puntos.
Luego, entre esos suplentes se incrustó McGrady. Y la cosa siguió por los mismos derroteros hasta que Hayes anotó el 39-22 a 4:31 del final del cuarto. Pero entonces saltaron a la palestra las dos figuras de Utah -Deron Williams y Carlos Boozer- para minimizar los daños y conseguir que su equipo se fuera a los vestuarios con una propuesta más atractiva de cara a la continuación (43-32).
La definición, con los titulares
Llegó el tercer cuarto, el que sería el tiempo de la definición, un desenlace que vino de la mano de los titulares y, sobre todo, del trío integrado por Luis Scola, T-Mac y Rafer Alston.
El argentino completó un cuarto excepcional en el que se fue hasta los 11 puntos y los 3 rebotes, McGrady hizo 10 tantos y Alston 7. Entre los tres sumaron 28 de los 31 puntos que anotó su equipo, lo que llevó el luminoso al finalizar el cuarto a un esclarecedor 74-55. El encuentro estaba sentenciado y el último cuarto se convirtió, tal y como se preveía, en un puro trámite en el que, en un momento dado, el protagonismo pasó a los suplentes en los denominados minutos de la basura.
Junto a los dos cabezas visibles de cartel -McGrady y Scola- se colocaron como destacados el mencionado Alston (14 puntos, incluidos 4 triples, y 6 asistencias) y el bueno de Dikembe Mutombo, que pasados los 40 años aún tiene arrestos para atrapar, como anoche, 10 rebotes en 24 minutos de juego.
Del lado mormón, cabe resaltar el buen partido de Boozer (19 puntos, 10 rebotes y 3 recuperaciones) y el digno rendimiento de Okur, aunque no atinó mucho en el tiro (14 puntos y 10 rebotes).
Más negativos fueron los rendimientos de Deron Williams y, especialmente, Andrei Kirilenko. El ruso volvió a desaparecer del partido y está completando una serie paupérrima. En el quinto encuentro su bagaje ofensivo fue de 5 puntos, algo impropio de un jugador de tanta calidad. Tampoco estuvo fina la suplencia de los Jazz, cuyo exponente máximo fue Kyle Korver, que se fue del Toyota Center sin anotar un solo punto después de las buenas actuaciones que viene protagonizando desde que fuera traspasado en plena temporada desde Filadelfia.
Ahora la serie regresa la EnergySotutions Arena, el fortín de Utah. Allí, los de Salt Lake City han ganado 37 de los 41 partidos que han disputado en la temporada regular, por lo que la lógica diría que allí será donde cierren esta primera ronda imponiéndose por 4-2. Pero la lógica está de vacaciones en esta eliminatoria. Houston perdió el factor cancha y, lo que es más grave, los dos primeros partidos de la serie los entregó en su feudo. Pero después, en el tercero, ganó en esa cancha inexpugnable de la que hablamos. Ahora en el quinto los de Adelman han apaleado a los de Sloan. En este enfrentamiento no sabe uno a qué carta quedarse. Aún así, Utah debería pasar.
Houston Rockets 95 Utah Jazz 69 (2-3)HOUSTON: Alston (14), McGrady (29), Battier (3), Scola (18), Mutombo (5) -cinco inicial- Landry (8), Jackson (9), Hayes (4), Head (1), Brooks (2), Harris (2) y Novak. |
UTAH: Williams (13), Brewer (9), Kirilenko (5), Boozer (19), Okur (14) -cinco inicial- Millsap (4), Harpring (1), Korver, Price (2), Hart (2), Collins y Miles. |
Parciales: 18-16, 25-16, 31-23 y 21-14. |