Los Spurs no desaprovecharon su primera oportunidad de sentenciar en casa la eliminatoria y dejan en la cuneta a unos Suns que se resistieron a dejar la competición hasta el último minuto (92-87). Los de Arizona se desmoronaron por su base y es que el mal partido de Steve Nash fue una de las claves de este quinto y definitivo encuentro de la serie.
Una serie que se ha resuelto antes de lo previsto y con menos emoción de la esperada, sobre todo tras la intensa eliminatoria que protagonizaron ambos equipos la temporada pasada, y en la que el desenlace tras dos prórrogas del igualadísimo primer encuentro parece haber sido un factor determinante. San Antonio un año más se convierte en el obstáculo insalvable que corta a Phoenix el camino hacia la gloria. Los Suns contrataron a Shaquille O'Neal con la intención de que fuera el martillo pilón que derribara el muro que representaban los texanos, pero el resultado de la serie ha dejado claro que Shaq no era herramienta suficiente.
Es más, la mala mano del pívot en los tiros libres volvió a ser anoche una cruz para los de Mike D'Antoni y es que Popovich no dudó en volver a recurrir a la táctica de las faltas intencionadas sobre el jugador de Phoenix. Está claro que San Antonio es un equipo ganador y utiliza todas las armas a su alcance para lograr la victoria. En este último partido no tuvieron piedad de Shaq y volvieron a golpearle una y otra vez donde más le duele, en su punto más débil. Una estrategia sin duda poco elegante pero que resultó efectiva.
Igualdad y alternativas
Tras el 3-0 con que se adelantó San Antonio, los Suns eran un rival casi noqueado al que sólo faltaba el golpe de gracia que lo arrojara de forma definitiva a la lona. Ese golpe de gracia lo recibieron anoche en el AT&T Center de las manos de Parker y Duncan, ya que el tercer vértice del triángulo estelar, el argentino Ginóbili, hizo en esta ocasión un partido para olvidar, aunque supo rematar el partido cuando el destino lo puso en sus manos. Parker anotó 31 puntos y repartió 8 asistencias, mientras que Duncan sumó 29 tantos y 17 rebotes. Fueron los dos únicos jugadores de San Antonio cuya anotación llegó a los dos dígitos.
El encuentro fue igualado y lleno de alternativas. Tuvo un primer cuarto de corte ofensivo (30-26), con un ritmo que parecía convenir más a los Suns. Conscientes de ello, los Spurs decidieron cambiar el ritmo y llevarlo al terreno defensivo, donde ellos se sienten más a gusto aun cuando éste sea un equipo capaz de ganar encuentros a su ritmo o al del rival. El segundo cuarto se lo llevaron los locales y al descanso el marcador reflejaba un 54-45, con Parker marchándose al vestuario con 20 puntos anotados, que fue la máxima ventaja alcanzada por uno de los dos equipos, lo que da una idea de lo equilibrado del choque.
Al regresar los dos conjuntos a la cancha el viento del partido volvió a cambiar de dirección. Phoenix, urgido por la necesidad, apretó en defensa y dio la vuelta al marcador tras anotar 27 puntos y dejar a los locales en tan sólo 15. Los de Arizona afrontaban el comienzo del último periodo con una mínima ventaja de 3 puntos que les permitía mantener la esperanza.
Errores de Phoenix en el peor momento
El último cuarto estuvo lleno de tensión. San Antonio igualó el marcador gracias al acierto ofensivo de Parker y Duncan (9 puntos cada uno de los 23 del equipo) y a los errores del equipo visitante que perdió la friolera de 7 balones en el cuarto decisivo. Tres de esas pérdidas fueron de Nash y dos de esos balones se los dejaron escapar en el último minuto y con ellos se les fue el partido y la eliminatoria.
El primer error lo cometió el que fue el mejor hombre de Phoenix en el encuentro, el francés Boris Diaw, que volvió a repetir su completísima actuación de la anterior cita entre ambos equipos y terminó con 22 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias. A 40 segundos del final el jugador galo envió el balón fuera en un desafortunado pase cuando su equipo iba uno abajo (86-85) y atacaba para ponerse por delante. Esa pérdida rompió el equilibrio en los ataques y les obligó poco después, con 88-87 en el marcador, 25 segundos por disputar y posesión de los Spurs, a tener que recurrir a las faltas para detener el reloj.
Hubo falta sobre Ginóbili y el argentino falló el segundo de sus tiros libres, Bell retuvo el rebote y pidió tiempo muerto. Podría haber sido el colofón al mal partido del escolta argentino que terminó anotando 8 puntos tras fallar 9 de sus 11 lanzamientos de campo y no dar pase alguno de canasta a sus compañeros, pero todo cambió en un segundo.
Phoenix sacaba de banda buscando a Nash para dirigir un ataque que se antojaba decisivo. Bruce Bowen perseguía al base por el campo defensivo de los Suns haciendo gala de sus facultades de perro de presa para intentar dificultar la recepción y... lo consiguió. Cuando Bell dio el pase desde la banda, el balón, las manos de Nash y la mano derecha de Bowen confluyeron en un mismo punto con desastroso resultado para Phoenix. El base no pudo controlar la bola y ésta se marchó por la línea de fondo. Los árbitros concedieron la posesión a los Spurs ante las protestas y la desesperación del base canadiense.
Phoenix se vio obligado de nuevo a hacer falta sobre Ginóbili pero ésta vez Manu no falló. Anotó los dos tiros libres poniendo 4 puntos arriba a su equipo, una distancia difícil de remontar en el escaso tiempo que restaba de partido y que los intentos desesperados desde la línea de 3 de Nash y Giricek no pudieron acortar. Todo estaba perdido para los Suns.
Claves para una derrota
Entre las claves que llevaron a los Suns a la derrota final cabría destacar dos. En primer lugar el mal encuentro realizado por su comandante en jefe, su cerebro y organizador, el hombre que mejor representa el espíritu y la filosofía de este equipo: Steve Nash. No fue una noche afortunada la del canadiense que lanzó pobremente (4 de 16), perdió balones importantes en los instantes finales y sólo fue capaz de dar 3 pases de canasta a sus compañeros, una cifra muy alejada de sus prestaciones habituales. Además, fue incapaz de parar al base contrario, el francés Tony Parker, que volvió a ser el máximo anotador de su equipo y que ha terminado la serie con 29,6 puntos de media y un porcentaje de tiro por encima del 50%.
La otra clave fueron los tiros libres. Popovich volvió a ordenar a sus hombres hacer faltas de forma sistemática sobre Shaquille O'Neal y este acabó yendo 20 veces a la línea de tiro libre para anotar únicamente en 9 de ellas. Sus compañeros no estuvieron mucho mejor y Phoenix acabó con un 20 de 37 (54%) que lastró seriamente su anotación.
Se puede cuestionar la elegancia de la estrategia seguida por el técnico de San Antonio que, aprovechando la inexistencia del concepto de falta intencionada en el baloncesto NBA, ha recurrido en algunos casos a cortar ataques de Phoenix haciendo falta al pívot, sin balón, en el otro extremo de la cancha, pero en el fondo no ha hecho sino aprovechar de forma inteligente el reglamento y las debilidades del rival. Y es que cabría cuestionarse también si es de recibo que existan jugadores del más alto nivel en la liga que, como Shaq (50% en liga regular), sean incapaces de anotar más de la mitad de sus tiros libres, un porcentaje absolutamente impropio de un jugador de élite.
El otro argentino presente en el encuentro, Fabricio Oberto, disputó 13 minutos y cumplió anotando 8 puntos sin fallo en el tiro y capturando 3 rebotes. A los Spurs les toca ahora afrontar una segunda ronda no menos dura que la primera ante el equipo revelación de la temporada, los Hornets de Chris Paul, que dejaron también anoche fuera de juego a los Dallas Mavericks.
San Antonio Spurs 92 Phoenix Suns 87 (4-1) SAN ANTONIO: Parker (31), Finley, Bowen, Duncan (29), Thomas (8) –cinco inicial- Ginóbili (8), Barry, Udoka (5), Oberto (8), Horry (3) y Vaughn. |
PHOENIX: Nash (11), Bell (14), Diaw (22), Stoudemire (15), O’Neal (13) –cinco inicial- Giricek (2), Barbosa (5) y Skinner (5). |
Parciales: 30-26, 24-19, 15-27 y 23-15. |