La famosa frase "Houston, tenemos un problema" se quedaría corta para definir la situación por la que atraviesan en estos momentos los Rockets, que tras sufrir su segunda derrota consecutiva en el Toyota Center ante Utah Jazz (84-90) están al borde de la eliminación.
El problema de Houston no es uno, sino un cúmulo de ellos que ha terminado por expulsar al equipo de Adelman de la competición pese al esfuerzo llevado a cabo a contracorriente por sus jugadores y cuerpo técnico para que no fuera así.
Porque, hoy por hoy, el equipo en el que milita el argentino Luis Scola está prácticamente fuera de los playoffs. Ha perdido los dos partidos iniciales, que jugaba en su pabellón al tener el factor cancha, y ahora tiene que visitar la pista más inaccesible de la NBA, el EnergySolutions Arena, un fortín donde el conjunto que dirige Jerry Sloan, el mejor de la liga como local, ha ganado 37 encuentros esta temporada y sólo ha perdido 4 veces. La eliminatoria huele a 4-0.
A pesar de que es evidente que el derrotismo se ha instalado ya en todos los estamentos del club, no hay que desmerecer, ni mucho menos, lo que están haciendo estos Rockets, que anoche plantaron cara a Utah hasta el final de un partido que resultó tremendamente igualado y que se decantó finalmente del lado del equipo mormón, que estuvo liderado por Williams y Okur.
Canastón de Korver
El baloncesto es un juego imprevisible, de ahí su magia. Ese factor sorpresa apareció anoche en el desenlace del segundo partido de la serie, cuya decisión estuvo en manos de dos jugadores que hasta entonces no habían hecho prácticamente nada: Kirilenko y Korver. La 'Doble K' sumaba a falta de 30 segundos para el final del partido 6 puntos en su haber, 3 por cabeza, pero protagonizó el momento estelar del choque, no exento de un componente agónico que lo dotó de una extraordinaria fuerza.
El marcador señalaba 82-85 y atacaban los visitantes. Entonces, Korver y Kirilenko construyeron una canasta bizarra que, a la postre, fue decisiva. El alero californiano estaba situado a unos 5 metros de la canasta, en el costado derecho del ataque, con un defensor pegado a él. Hizo un amago, pivotó sobre su pie izquierdo, se giró alejándose hacia la línea de fondo para evitar a su defensor, se estiró hacia atrás al suspenderse en el aire y sin apenas ángulo de tiro... ejecutó un horrendo lanzamiento que se estrelló contra el lateral del tablero. Entonces Kirilenko salió al rescate de su equipo. El ruso capturó el rebote y con tremenda celeridad pasó el balón de vuelta a Korver y éste, libre de marca, a 21,7 segundos del final, con 1 segundo de posesión por jugar, se inventó un extravagante tiro de 4 metros a una mano que entró de forma limpia en el aro rival (82-87). La jugada decidió tres cuartas partes del partido. El otro cuarto lo completó el propio Korver al anotar dos tiros libres a 9 segundos del final (82-89).
La maldición de McGrady
Así es el baloncesto. Dos hombres que no tuvieron protagonismo a lo largo del encuentro lo cobraron en los momentos decisivos y uno que completó una actuación estelar en los tres primeros cuartos se ahogó con los suyos en el último. Ese hombre no fue otro que Tracy McGrady (23 puntos, 13 rebotes y 9 asistencias).
Lo de T-Mac empieza a ser de psiquiatra. El escolta de Houston aguantó a sus espaldas a todo el equipo durante tres cuartos, y en el último se borró del mapa al anotar sólo 1 punto con 0 de 4 en el tiro de campo. Y ahora es objeto de una ejecución pública por más de uno que tenía ganas de hacer leña del árbol caído.
Es cierto que McGrady también falló en el último cuarto del primer partido. La estrella de los Rockets suma en los últimos cuartos de los dos encuentros de la serie 0 de 7 en el tiro de campo. Igualmente es cierto que T-Mac no ha conseguido pasar nunca una primera ronda de playoffs con su equipo. Y que este año, visto lo visto, tampoco lo hará.
Pero no es menos cierto que el jugador de Florida, drafteado por Toronto sin haber pasado por la universidad, ha tenido una sobrecarga de esfuerzo descomunal para llevar a Houston a los playoffs tras la lesión del chino Yao Ming. Un sobreesfuerzo que anoche se hizo patente, pues fue el máximo anotador, reboteador, taponador, asistidor y recuperador de balones de su equipo, por lo que no es de extrañar que llegara exhausto a los momentos finales.
Utah es superior a Houston
Y es que en la actualidad, el equipo de Salt Lake City es superior a Houston, tanto en su quinteto inicial como en su suplencia.
La carrera de obstáculos que ha tenido que superar el equipo de Adelman ha sido descomunal y en esta serie se ha acrecentado con la baja de su base titular, Rafer Alston. No es que Alston sea un base en sentido estricto, pero había alcanzado un cierto nivel de juego. Anoche, ante la falta de experiencia de Head, en tomar las riendas de un equipo en momentos decisivos, y de Brooks, porque es rookie, Adelman se decantó por colocar como base titular al veterano Bobby Jackson y éste cumplió con lo esperado. Hizo un gran partido en ataque (18 puntos), pero fue incapaz de dirigir a sus compañeros porque su alma es más de escolta que de organizador (sólo dio 2 asistencias).
Sin embargo, y a pesar de todo, el segundo encuentro de la serie resultó muy igualado y bastante defensivo, como cabía esperar de estos dos equipos. Ninguno de los contendientes llegó a tener nunca 10 puntos de ventaja, el juego estático resultó controlado sin que se buscara en ningún momento una velocidad extra (10 puntos de contraataque en los 48 minutos) y la dureza defensiva se impuso a los sistemas de ataque, entendiendo dureza como un concepto positivo. Y en ese apartado, los equipos de Sloan son pura dinamita. Anoche, sin ir más lejos, Utah dejó en 17 puntos a Houston en el último cuarto.
En el equipo ganador destacaron Deron Williams (22 puntos y 5 asistencias) y Mehmet Okur (16 puntos y 16 rebotes), mientras que Carlos Boozer estuvo muy bien controlado por la defensa de los Rockets.
En los visitantes, McGrady, a pesar de las críticas, fue el mejor con diferencia. El argentino Scola hizo un buen partido en ataque (14 puntos) y estuvo brillante en defensa, siendo la gran referencia interior en ambos lados de la cancha, como demuestra que Adelman le mantuvo en pista durante 44 minutos. Desgraciadamente no estuvo muy afortunado en los momentos decisivos, ya que falló un tiro e hizo una personal en ataque en el último minuto.
Houston Rockets 84 Utah Jazz 90 (0-2)HOUSTON: Jackson (18), McGrady (23), Battier (8), Scola (14), Mutombo (6) -cinco inicial- Hayes (2), Brooks (11), Head, y Landry (2). |
UTAH: Williams (22), Brewer (10), Kirilenko (3), Boozer (13), Okur (16) -cinco inicial- Korver (7), Millsap (7), Harpring (4) y Price (8). |
Parciales: 17-26, 24-21, 26-22 y 17-21. |