Era un noticia esperada: Isiah Thomas ha sido cesado como entrenador de los Knicks. La franquicia de Nueva York, una de las que más aficionados hispanos tiene entre sus filas, ha decidido prescindir de los servicios como técnico del ex jugador de los Pistons al que ya había relevado de sus funciones como general manager hace unas semanas.
Aunque Thomas seguirá ligado por el momento a la franquicia como asesor del nuevo general manager, Donnie Walsh, no tendrá ya ninguna responsabilidad ni en lo organizativo ni en lo deportivo, poniendo fin así a una polémica trayectoria en el conjunto del Madison, marcada por los malos resultados económicos y deportivos y el escándalo suscitado por su procesamiento y posterior condena por acosar sexualmente a una ejecutiva de los Knicks y que obligó al club a pagar casi 12 millones de dólares como indemnización al ser declarado responsable civil subsidiario en el caso.
"Simplemente creo que necesitamos una nueva voz, un nuevo entrenador, es necesario cambiar la dirección del equipo", declaraba Donnie Walsh, quien en su día contrató a Thomas como entrenador de los Pacers, cuando era el responsable de la franquicia de Indiana y hoy lo despide como responsable de los Knicks.
Que el equipo necesita un cambio de dirección resulta evidente tras siete años de récords perdedores en la liga y cuantiosas pérdidas económicas que hubieran hundido a cualquier otra franquicia de la liga. Los Knicks han podido aguantar gracias a que son el equipo más poderoso económicamente de la liga y a que disponen de una enorme y sufrida afición que les permite ser la franquicia que más ingresa en taquilla de la NBA a pesar del penoso espectáculo que el conjunto neoyorquino viene dando las últimas temporadas.
Polémica y malos resultados
La trayectoria de Thomas en los Knicks ha sido desafortunada como técnico pero mucho más como gestor. Un reciente reportaje publicado en Portfolio Magazine cuantificaba en 187 millones de dólares las pérdidas causadas a los Knicks por la gestión de Thomas desde que fue contratado en 2003.
La parte más importante de esas pérdidas proviene de los 137 millones que el club ha pagado como penalización por superar el tope salarial debido a la pésima política de contratación y traspasos llevada por Thomas en estos años, una cifra sin parangón en la liga a la que hay que sumar 19,6 millones en pérdidas estimadas por los malos resultados del equipo, los 18,5 millones que costó despedir a Larry Brown y los 11,5 millones que los propietarios del club tuvieron que abonar para zanjar el caso de acoso sexual en que Thomas se vio envuelto.
Todo ese ingente gasto sólo ha servido para que el equipo neyorquino esté entre los peores equipos de la liga a nivel deportivo para decepción de su amplia afición.
¿Único culpable?
Bien es cierto que a la hora de adjudicar culpas Thomas no es el único hacia quien hay que mirar. No en vano si Thomas sigue ligado al club es porque todavía le une a él un contrato estimado en 18 millones de dólares que Jim Dolan, el no menos polémico presidente de MSG, la sociedad propietaria de la franquicia, le firmó de forma sorprendente hace tan solo un año, cuando la situación de deterioro en todos los ámbitos del club era ya más que evidente.
El propio Dolan fue quien contrató a Thomas como gestor a pesar de la pésima referencia que suponía su anterior experiencia en ese desempeño, cuando Thomas compró la CBA, que entonces ejercía de liga de desarrollo de la NBA, al frente de un grupo de inversores y la liga terminó 18 meses después en una estrepitosa bancarrota. La CBA volvió a entrar en funcionamiento poco después pero nunca se ha recuperado del calamitoso paso de Thomas por ella y hoy en día languidece económica y deportivamente.
La idea de los Knicks es tener un nuevo técnico antes de que se celebre el draft en junio, aunque por ahora se desconoce cuáles son los nombres que maneja el club para ocupar el puesto.