Se esperaba un gran duelo en Detroit entre los Pistons y Phoenix Suns y las expectativas lejos de no cumplirse se quedaron cortas porque el partido resultó espectacular y vibrante. Los locales ganaron a los visitantes por 110-105 después de una prórroga y tras registrar el electrónico 29 empates a lo largo del partido y 30 cambios de liderazgo en el marcador. Como viene siendo habitual, el argentino Herrmann ni siquiera se vistió para la ocasión.
Mientras esto ocurría al norte de Estados Unidos al sur, en Memphis, los Grizzlies volvían a las andadas al perder con Denver, lo que les impide encadenar tres victorias, una racha que para cualquier equipo podría parecer ridícula, pero no para Memphis, que no logra ganar tres partidos seguidos desde el final de la temporada 2006-2007.
Navarro se quedó en cero puntos en un partido horrible y Nájera estuvo en su papel con 6, pero el que no se contentó con su rol habitual fue el brillante escolta de los Nuggets J.R.Smith, que protagonizó una hazaña brutal. El jugador de Denver anotó 25 de sus 27 puntos en el último cuarto anotando en esos 12 minutos ¡7 triples!. De hecho, su equipo logró en ese último periodo 32 tantos, 25 de J.R y 7 del resto.
Detroit 110 Phoenix 105
Partidazo con mayúsculas en el Palace of Auburn Hills, donde el equipo de Flip Saunders derrotó al de Mike D'Antoni porque estuvo mucho más acertado en los momentos finales de la prórroga, ya que el tiempo reglamentario acabó 96-96.
El trabajo de los de Arizona va encaminado a configurar un bloque que sea capaz de ganar en partidos con ritmos rápidos y altos guarismos, en encuentros de tempos medios y en duelos defensivos, pero en esta búsqueda los Pistons les llevan años de ventaja, ya que dominan ese territorio múltiple desde los tiempos de Larry Brown.
De todos modos, Phoenix parece estar en el buen camino, pero tiene el problema de que no dispone de tiempo para experimentos. La de anoche fue la victoria 50 de Detroit, instalado en la serenidad que otorga la segunda plaza del Este, mientras que con 47 triunfos Phoenix es quinto en el Oeste en un final de curso marcado por el desasosiego.
Para empezar, los Pistons se tuvieron que sobreponer a la ruptura del consorcio Billups-Hamilton. El escolta no pudo jugar por unas molestias físicas, Dixon tampoco estaba disponible y el hueco lo tuvieron que ocupar jugadores jóvenes sin experiencia. Afflalo fue titular y Stuckey jugó 30 minutos siendo suplente de inicio. Pero la madurez de estos Pistons está por encima de estas circunstancias.
Esa madurez la pone, fundamentalmente, su base titular, Billups. Anoche terminó con 32 puntos y 6 asistencias. Y también la aporta Rasheed Wallace, que logró ante los Suns 23 puntos y 9 rebotes. Todo ello con Sanders controlando una rotación de 11 hombres.
Frente a esa profundidad de banquillo, D'Antoni opuso su discurso ya tradicional de rotación restringida. Anoche jugó con 8: el quinteto titular y una segunda unidad compuesta por tres extranjeros sobrados de calidad (Barbosa, Diaw y Giricek). En la filas visitantes sobresalieron Stoudemire (33 puntos, aunque blando en los tableros) y Nash (23 puntos y 9 asistencias). O'Neal hizo otro doble-doble (12 puntos y 10 rebotes), aunque lo más sorprendente, casi inédito en los últimos años, es que jugó 42 minutos, lo que dice mucho a favor de su estado físico.
El partido fue tremendamente igualado y su definición tuvo mucho que ver con la indefinición de los Suns en las jugadas claves. En el tiempo reglamentario Stoudemire empató a 96 a 54 segundos del final y los dos equipos fueron incapaces de anotar en todo ese tiempo. Lo preocupante es que sólo pudo anotar Detroit, ya que en ese minuto los visitantes no tuvieron ni siquiera el balón. El desastre en el cierre del rebote defensivo dio a los Pistons tres oportunidades de ganar, pero las desaprovecharon.
Luego llegó la prórroga y en el último minuto los de Arizona volvieron a pifiarla. Nash adelantó a los suyos a 1:12 del final (104-105). A partir de ahí un 6-0 para los locales y adiós.
Memphis 106 Denver 120
Denver ganó en Memphis y se queda a un paso de la octava plaza del Oeste al aprovechar la derrota de los Warriors ante los Lakers. Su victoria deja a Memphis nuevamente a las puertas de ganar tres partidos seguidos, un logro que para los de Iavaroni parece un escollo infranqueable.
Iavaroni quiso ganar a George Karl con sus mismas armas: velocidad y más velocidad, amor por el juego ofensivo... y su cálculo, como de costumbre, fue erróneo. Iavaroni llegó a Memphis desde Phoenix dispuesto a trasladar el sistema de D'Antoni a la tierra de Elvis, pero ni sus mimbres eran los de los Suns ni contaba, por supuesto, con la pieza clave: Steve Nash. Lo demás ya se sabe. Anoche, en su carrera por ser más que su rival, los Grizzlies tiraron 97 veces a canasta con un acierto discreto. Mientras, su endeble defensa permitió a los Nuggets alcanzar un 50% en el tiro de campo y un 41,2 en el triple (14 de 34).
Pero siendo esto grave, lo más grave es la falta de sentido colectivo del equipo, especialmente de los hombres que tienen que tirar del carro. Gay logró 30 puntos tirando 28 veces a canasta a la par que daba dos asistencias, una ratio habitual en el alero formado en Connecticut; Warrick se fue hasta los 29 y no dio ni un solo pase de canasta. El segundo no sabe pasar y el primero, por lo que parece, no quiere. Si a esto le sumamos que Navarro, que ayer estuvo lamentable y no anotó ni un punto, se está buscando un contrato y que Miller, el más generoso de todos, terminó con 19 puntos, 14 rebotes y 0 asistencias todo parece muy claro. Un total de 106 puntos anotados y 18 asistencias, una ruina.
Denver es otra cosa. Su engranaje basado en el sistema de Karl reposa en jugadores que ya se conocen bien. A la locura de J.R.Smith (25 puntos en el último cuarto) hay que sumar la regularidad de sus dos estrellas en la anotación (Iverson 26 puntos y Anthony 23) y la resolución de Camby en los aros (15 rebotes y 7 tapones). Nada nuevo bajo el frío sol de Denver.
En cuanto a los hispanos, Nájera estuvo bastante mejor que Navarro. Sumó 6 puntos, 3 rebotes y 2 asistencias en 21 minutos en un partido en el que Rudy Gay anotó un triple desde 12 metros cuando sonaba la bocina final del tercer cuarto. Una muesca más en un revólver sin balas.
Miami 78 Milwaukee 73
Dos equipos con las maletas ya hechas ofrecieron anoche uno de los partidos más infames que se recuerdan en la presente temporada. De hecho sólo el clima de Florida, tan propenso a la eliminación de depresiones, puede explicar que 19.000 espectadores se permitieran el lujo de acudir a la cita y asistir en el American Airlines Arena a tan infernal exhibición.
Ambos conjuntos terminaron con porcentajes malísimos (37,7 Miami y 35,5 Milwaukee). Y es que el partido fue malo de solemnidad, de esos que deberían implicar la devolución del dinero de la entrada al pobre que la ha pagado.
Los Bucks tuvieron el dudoso honor de perder con el peor equipo de la liga a pesar de dominar el rebote de forma insultante (54 a 36). Ello se puede explicar a partir de las 20 pérdidas de balón que cometieron, pero lo que resulta más inexplicable es perder un encuentro contra un quinteto titular integrado por Quinn, Barron, Cook, Ricky Davis y Blount, cuyas espaldas cubren cuatro suplentes casi desconocidos: Joel Anthony, Powell, Lasme y Ahearn(los tres últimos recientemente fichados con contratos de 10 días).
El equipo de Villanueva hizo el ridículo. Anotó 25 puntos entre el segundo cuarto, que acabó ¡15-12!, y el tercero. El jugador hispano no fue de los peores. Acabó con 5 puntos y 10 rebotes en 26 minutos, si bien con una mala serie en el tiro (2 de 11). En los Bucks se libraron de la quema Redd (24 puntos) y Bogut (16 puntos y 17 rebotes).
La estrella del partido, si se puede hablar de este modo, fue el base local Quinn con 24 puntos y 4 robos. Y mientras tanto Pat Riley compartiendo sus horas entre el trabajo de campo (se está dedicando a ver a los jugadores universitarios) y el simple bronceado.