ANÁLISIS

Algunos viejos rockeros nunca mueren

Duncan y Nowitzki reivindican que hay vida más allá de los 35

Ángel Mustienes |

La NBA está en un momento de despedida de las viejas generaciones. No es nada nuevo, claro. Es ley de vida.

Hace no demasiado tiempo dijimos adiós a Jason Kidd, Grant Hill, Zydrunas Ilgauskas o a los ya prácticamente retirados de antemano Allen Iverson, Tracy McGrady o Michael Redd, mientras que tenemos a Steve Nash o a Chauncey Billups dando sus últimos coletazos, coletazos de escasa fuerza, o a una estrella como Kevin Garnett adaptándose a unas prestaciones cada vez más limitadas. Eso sin contar con las dudas sobre el futuro de Kobe Bryant, aunque casi todos apostamos por su regreso exitoso, o la búsqueda de rumbo de Lamar Odom, que ha dado tumbos sin llegar a jugar en la NBA.

A veces no nos fijamos o simplemente no lo queremos ver. Pero entre los 10 jugadores más eficientes de la recién finalizada temporada regular no hay ninguno que llegue a los 30 años. Triunfan los que están ya en la madurez, entre 28 y 29 años, y la generación de los 25 años con algunos aún más jóvenes que vienen pisando fuerte.

Y entre los 25 jugadores más eficientes de la NBA solo hay 4 que tengan 30 años o más. David Lee no cuenta demasiado, porque los tiene muy justitos y está, por lo tanto, en su madurez. En realidad, solo hay 3 veteranos en esa lista: Dirk Nowitzki, Tim Duncan y Pau Gasol. Creo que la temporada de los 2 primeros merece un buen recordatorio. Porque son esos viejos rockeros que nunca mueren. Y porque tienen ya 37 y 35 años nada menos.

Tim Duncan, un gigante

Lo de Tim Duncan es para quitarse el sombrero. Hace 3 o 4 años sus números bajaron y muchos creyeron que ya no volvería a ser el mismo. Pero los que le enterraron prematuramente han tenido que descorrer el camino.

Lo de Timmy ya fue galáctico la pasada temporada. Llegó a las Finales tras promediar en la fase regular 17,8 puntos y 9,9 rebotes en 30 minutos en un equipo grande y rindió espectacularmente en la postemporada. Y este curso, más de lo mismo... ¡con 1 año más a su espalda!.

El de las Islas Vírgenes tiene 37 años y fue nombrado hace escasas fechas Jugador de la Semana. Duncan ha promediado 15,1 puntos, 9,7 rebotes y 1,9 tapones en 29 minutos con 20,8 de eficiencia en el mejor equipo de la NBA, un equipo que ha firmado 62 victorias. Y ha disputado el ala-pivot de los Spurs 74 encuentros, dejando de jugar la mayoría de las veces porque su entrenador, Gregg Popovich, le quiso dar descanso, no porque tuviera problemas físicos.

Una salud de hierro dominada por una mente privilegiada. Un jugador de baloncesto mayúsculo y legendario por mucho que algunos quieran retirar el foco de su figura y darle más minutos a otros jugadores que siendo muy buenos no llegan a la altura de Timmy. La trayectoria NBA de los Spurs desde la llegada de Tim Duncan lo dice todo. Años y años sin bajar de la cresta de la ola ni él ni el equipo. Es sencillamente brutal. Lo que se dice una dinastía NBA.

Un tipo que fue capaz de ganar menos dinero para hacer más equipo. Eso habla mucho de la prioridad competitiva de un jugador (otro ejemplo fue LeBron James) y el resultado fue maravilloso. Un reordenamiento inteligente de la plantilla que la rejuveneció sin perder a sus líderes ni sus señas de identidad como grupo. Ahora, se recogen los frutos. Final en 2013 y uno de los grandes favoritos para el anillo en 2014.

Dirk Nowitzki, un top 10 histórico

¡Qué decir también de Dirk Nowitzki!. Si Duncan tiene 37 años y lleva 17 en la NBA, Nowitzki tiene 35 y lleva 16 campañas en la mejor liga del mundo.

El ambicioso jugador alemán es distinto. Es de esos jugadores difícilmente imitables. Y eso le confiere una condición especial desde esos 2,13 en los que vive un alero demoledor. Su regularidad en la cima, como la de Duncan, resulta sobresaliente. Solo un físico y una mentalidad de primera puede hacer que un jugador, además de una pizca de suerte, se mantenga tanto tiempo sin bajar la guardia.

Nowitzki la bajó un poco la temporada pasada. El club entero andaba, en realidad, de bajón, casi en estado depresivo. Tras lograr por fin el anillo, Mark Cuban permitió que una plantilla ganadora no solo no creciera, sino que se descompusiera. Y Nowitzki se sintió flaquear. Resulta comprensible que así fuera. También porque anduvo renqueante con las lesiones. Pero renquear, hacerlo mal para Nowitzki, es meter 17 puntos por juego.

Este año, sin embargo, notable alza en sus números y en su ánimo. ¡Nada menos que más de 4 puntos de media más por partido que la pasada campaña!. Ha jugado casi todos los encuentros, un total de 80, y ha promediado 21,7 puntos y 6,2 rebotes con un 39,8% desde el triple y un 22,2 de eficiencia. Todo ello con una mano como la de Monta Ellis que alimentar en ataque, una mano voraz que necesitaba balón. Y Dallas ha vuelto a los playoffs.

Lo de Nowitzki se refleja ya en la lista legendaria de anotadores. ¡Es el décimo de todos los tiempos con 26.786 puntos!. Hay que pensar el número -26.786 puntos- para darse cuenta de que es una heroicidad llegar tan lejos. Más aún para un jugador extranjero no formado en Estados Unidos. Nowitzki es ya una leyenda, ¡está en el Top 10 de los anotadores!. Al último que pasó fue a Oscar Robertson. Son palabras mayores.

Puede que Tim Duncan y Dirk Nowitzki no hayan tenido el foco de otros. Ya no digo de LeBron James o Kevin Durant, galácticos donde los haya. Me refiero a los Kevin Love, Blake Griffin, Chris Paul, Stephen Curry, Carmelo Anthony o James Harden. Cierto es que todos ellos han completado una temporada espectacular. Pero no es menos cierto que estos dos tipos incombustibles apellidados Duncan y Nowitzki se encaminan a los 40 como si nada. Es un regalo verles jugar. Y uno siente que cada año que pasa es una prórroga inesperada para nuestros ojos. Hay que saber disfrutarlo para cuando ya no estén, que por ley de vida será más pronto que tarde.