San Antonio se impone gracias a la maestría y arrojo de Ginóbili

Otra vez Manu Ginóbili. Otra vez el de Bahía Blanca ejerciendo de mago cuando las cosas se tuercen y alguien tiene que enderezarlas. El argentino ejerció anoche como figura motriz de unos Spurs que están embalados. Su aplomo y arrojo fueron los artífices de la victoria.

Porque San Antonio ganó de 4 a Charlotte. En ese suspiro, todo el aliento procedió del internacional albiceleste, autor de 26 puntos y de los 2 decisivos en una canasta de Manu contra el mundo. Bellísima, vital.

Mientras, Toronto volvió a demostrar que ni está ni se le espera. Con Calderón desaparecido casi de la rotación y errando de continuo, los Raptors no pudieron con unos emergentes Warriors, que vieron cómo su estrella, Monta Ellis, se iba en los últimos segundos a vestuarios sin poder prácticamente andar. Mejor le fue a Dallas en el duelo de altos vuelos ante Boston decidido por Nowitzki y en el que Barea hizo 11 puntos en 14 minutos.

Charlotte 91 San Antonio 95

Los Spurs tenían controlado el partido hasta que a 2 minutos y medio del final se fueron de la pista. Un parcial de 7-0 en contra les devolvió a ella, pero ya contra las cuerdas (91-93 a su favor). Livingston, primero, con una canasta desde la lejanía y un providencial robo (qué alegría nos da verle jugar después de aquella brutal lesión) y la falta de contundencia bajo el tablero propio, después, obraron el desastre.

Así, con 91-93, afrontaba San Antonio la ofensiva clave, obligado a dejar tiempo al rival. La canasta se antojaba decisiva. Entonces, la estrella del partido hasta ese momento siguió ejerciendo de estrella. Manu Ginóbili agarró el balón en el papel de base y ser crucial, lo botó a media pista, esperó su momento y penetró por el centro de la defensa en un Manu contra todos que se saldó con una maravillosa canasta cercana contra tablero. Pura filigrana argentina. Y victoria segura, pues quedaban 4 segundos y 9 décimas y los visitantes se ponían 4 arriba.

Ginóbili manejó todos los tiempos del partido. Anotó 26 puntos, encestó 5 triples rozando el 50% de efectividad, dio 3 pases de canasta, robó 2 balones, ayudó en el rebote (5 capturas), pero sobre todo ejerció de líder. Porque el liderazgo no se adquiere de la noche a la mañana y él ya lo tiene adquirido de muchas batallas.

Pero San Antonio, que ya suma un 5-1, también tuvo otras buenas noticias en el peor partido de Jefferson en lo que va de campaña. Fue muy buena noticia ver qué valor está adquiriendo el ex de la liga española Gary Neal, un novato entrado ya en algunos años que anoche hizo 15 puntos en 14 minutos. O ver cómo Splitter va tanteando su sitio poco a poco. Lo demás fue oficio, defensa, saber estar de un equipo que es un seguro de vida. También, claro está, Parker -12 puntos y 8 asistencias- y Duncan -14 con 10 rebotes- tuvieron que estar al nivel mínimo exigible. Y el viejo Popovich, que decidió jugar al final con 4 bajos y Duncan atendiendo a la fisonomía del rival.

En los Bobcats, el mejor fue Tyrus Thomas (16 puntos, 8 rebotes y 3 tapones). Boris Diaw también estuvo bien. Pero la fuerza del equipo de Brown es el colectivo.

Dallas 89 Boston 87

Si Ginóbili decidió en Carolina del Norte, Nowitzki hizo lo propio en Texas. El poder del baloncesto internacional es indudable. Lo hizo sin apelar a la historia de Sansón, porque el alemán se ha cortado de forma radical su larga melena rubia y se ha quedado casi con lo puesto sobre el cráneo.

No le hace falta mucho más. Anoche, donde fallaron Ray Allen y Kevin Garnett, acertó el internacional germano. Fue a 17 segundos del final para poner el 89-87. El resto lo hizo la magnífica defensa de su equipo, que defendió esos últimos segundos con uñas y dientes.

La primera defensa fue de riesgo, pero muy inteligente. Cubrieron todos los huecos y flotaron de forma descarada a Rondo para que tirara desde el triple. El base lanzó para ganar y erró un tiro en el que andaba completamente solo. Este defecto, su mal tiro exterior, le impidió jugar el Mundial y esta vez acabó con las aspiraciones de los suyos. Sin embargo, Ray Allen capturó el rebote y dio aún 1,5 segundos de vida a los bostonianos. Pero el saque de banda fue defendido a la perfección y se agotaron las opciones visitantes.

Para Rondo ese final fue una decepción. Porque había vuelto a ser santo y seña de su equipo en un partido grande: 15 asistencias y 5 robos. Pierce acabó con 24 puntos y Garnett, que erró también un tiro importante al final, hizo 18 con 15 rebotes. Lo peor, que a la maltrecha rodilla de Shaquille O'Neal, que no jugó otra vez, se unió la de Jermaine, que se ausentó en la segunda parte al sufrir dolores.

Dallas propinó a Boston su segunda derrota gracias a Nowitzki -25 puntos-, Terry -17-, el poder de Chandler en los tableros -12 con 13 rebotes-, la dirección de Kidd sin anotar y los buenos minutos ofensivos de Barea, que en 14 minutos hizo 11 puntos y 3 asistencias con 4 de 7 en el tiro de campo.

Toronto 102 Golden State 109

Impecable trayectoria la de los Warriors (5-2) frente a la errática de estos Raptors (1-6) de Triano, que siguen sin situarse en la competición.

Esta vez, Triano no tuvo miramientos con Calderón, al que sacó de la rotación -sólo jugó 10 minutos- por su mal juego. El español hizo 0 de 4 en el tiro de campo, no anotó, dio 1 asistencia e hizo un -5 de valoración. Mientras, Jarrett Jack fue el mejor local con 24 puntos, 8 pases de canasta y 3 robos en 38 minutos. Un abismo separó a ambos bases, pero de poco le sirvió al equipo.

Calderón no fue el único defenestrado. El técnico local se cargó a su hombre franquicia, Bargnani, que jugó 21 minutos, y apostó por un perfil afroamericano tipo Weems, DeRozan, Johnson... sin resultado. Aunque también se medio cargó a Reggie Evans sacrificando así el rebote. La primera parte acabó 41-55 y todo fue a partir de entonces una lucha contra el reloj. Además de Jack, destacó Kleiza y poco más.

Los Warriors vivieron de un decisivo Curry y de Ellis, con la ayuda en la zona de David Lee. Curry sumó 34 puntos y 3 robos; Ellis hizo 28 y otras 3 recuperaciones, pero tuvo que salir de la pista apoyado en hombros ajenos. Fue lo más duro de la noche. Sentir que el máximo anotador de la NBA a día de hoy podría no levantarse del parquet. Había caído de pie con una posición muy fea para la espalda tras intentar taponar su entrada DeRozan. Fueron minutos de incertidumbre, con Ellis inmóvil en el suelo, rodeado de gente conmocionada. Al final, a duras penas movió las piernas, lo suficiente para irse con ayuda al vestuario del Air Canada Centre.