JORNADA NBA / Playoffs 2008 - Primera Ronda Este
Detroit da un golpe de timón, derrota ampliamente a Philadelphia y empata la eliminatoria
Los titulares de los Pistons dan un baño a los de los Sixers
Los locales bordan la defensa en los primeros dos cuartos
DETROIT: Billups (9), Hamilton (20), Prince (16), McDyess (16), Wallace (16) -cinco inicial- Stuckey (12), Maxiell (2), Johnson (8), Afflalo y Hayes (6). |
PHILADELPHIA: Miller (14), Green (6), Iguodala (4), Young (11), Dalembert (3) -cinco inicial- Evans (13), Williams (17), Smith (6), Carney (11) y Amundsen (3). |
Parciales: 25-18, 28-18, 31-26 y 21-26. |
Detroit vuelve a demostrar que es un equipo con personalidad. Al igual que los Spurs de San Antonio, los Pistons no se arrugan ante la adversidad, muy al contrario asumen sus mejores prestaciones cuando están apurados o incluso contra las cuerdas. Anoche, ante los Sixers, se repitió la historia. Tras perder en casa el primer partido de la serie, los de Saunders reaccionaron de inmediato y no tuvieron piedad de su rival (105-88). Lo suyo fue una advertencia, un golpe de autoridad como queriendo decir que ya no habrá más deslices.
Nuestras mentes se han acostumbrado a establecer una relación directa entre Detroit y finalista de la Conferencia Este. Así ha sido en los últimos años y, si nada extraño sucede, así podría volver a ser este año, aunque el equipo sigue cumpliendo años y algunos de sus directos rivales no cejan en su evolución.
Venían los Pistons de perder 86-90 ante los pupilos de Maurice Cheeks, un equipo sin estrellas, pero marcado a sangre y fuego por el espíritu solidario que ha de regir cualquier colectivo que quiera funcionar como tal. Pero anoche los Pistons les barrieron del mapa a base de un concienzudo trabajo defensivo que dejó a Philadelphia en tan solo 36 puntos en el ecuador del choque, a cuyo descanso se llegó con un rotundo 53-36, que ya no sería remontable de manera alguna.
Tal vez el diferente modo de afrontar este segundo partido pasó factura a los visitantes. Mientras que Detroit encaró el encuentro cargado de urgencias, aunque sin dramatismos, Philadelphia lo hizo relajado hasta cierto punto por haber logrado en el primer choque el principal objetivo del equipo, que no era otro que ganar uno de los dos partidos en disputa en el Palace of Auburn Hills.
Titulares arrasan a titulares
Los titulares de Detroit no tuvieron consideración alguna con los de Philadelphia. Los primeros anotaron el doble de puntos que los segundos (77 a 38).
En los locales el cinco inicial funcionó como un reloj y ni siquiera precisó de un trabajo minucioso de su relojero, Chauncey Billups, porque los mecanismos del reloj funcionaron por sí solos. Esas piezas independientes y a la vez interconectadas no fueron otras que Hamilton, el mejor, (20 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias), McDyess (16 puntos y 12 rebotes), Prince y Wallace, ambos también con 16.
Frente a esa promiscuidad de los titulares de Detroit, los visitantes se dieron más bien a la abstinencia. El ejemplo más claro fue la estrella de los Sixers, Andre Iguodala, que fue anulada por completo no sólo en el campo de la anotación (4 puntos con 1 de 9 en el tiro de campo) sino también en los apartados que han hecho que su nombre suene con fuerza en la liga (4 asistencias y 1 rebote).
Si el problema hubiera sido sólo Iguodala, aun siendo grave, podría haber sido subsanable, pero no fue así. La incapacidad llegó a todos, a anotadores, a especialistas, a bregadores... El mejor, de hecho, de los titulares fue el base Andre Miller, que hizo 14 puntos, mas sólo 3 de ellos los logró en la segunda parte.
Tuvieron, por lo tanto, que salir al rescate imposible los suplentes, que, al menos, lucieron un poco más que la primera unidad. Louis Williams terminó con 17 puntos en 23 minutos, aunque no estuviera acertado en el lanzamiento, Reggie Evans hizo 13 puntos y 11 rebotes y Carney concluyó con 11 tantos.
Sin opciones para los de Cheeks
Está claro que Detroit saltó a la pista como una máquina trituradora y no dio opciones al adversario en ningún momento, llegando a alcanzar una ventaja en el marcador de 28 puntos.
Lo hizo adueñándose del baloncesto cerebral. Buen manejo del tempo del partido, excelente circulación del balón y conclusiones a partir de una selección de tiro con criterio. Los porcentajes de unos y otros hablan de la concienzuda forma de atacar y defender de los locales, que se fueron hasta el 54,9% en el tiro dinámico y dejaron a su contrincante en un pobre 39,5.
Si en algún lugar de la cancha el encuentro resultó algo más dinámico fue en los tableros, dada la facilidad para alcanzar segundas opciones por parte de ambos equipos. No sucede todos los días que en un partido se capturen 33 rebotes ofensivos sobre 76 rechaces totales. Ello estuvo a punto de derivar en una estadística que hubiera sido espectacular. Y es que Detroit estuvo en un tris de dominar el tablero contrario, donde los Sixers se hicieron con 15 rebotes y los Pistons con 14.
Lejos de este caos reboteador, el encuentro resultó demasiado predecible, ya que el equipo de Flip Saunders apenas dejó vías de escape.
No hubo hispanos en el choque. El argentino Walter Herrmann no se vistió, tal y como era previsible, y tiene pocas trazas de que lo vaya a hacer a lo largo de la post-temporada.
Al inicio del encuentro se guardó un respetuoso silencio en memoria de Darell Garretson, que falleció el pasado lunes tras haber desempeñado durante muchos años la labor de colegiado en la NBA.