Los Celtics ganan con facilidad a Atlanta y apuntan a un desenlace rápido de la eliminatoria

A priori era ésta una eliminatoria desequilibrada, y los hechos empiezan a encajar como un puzzle en los pronósticos. Boston vapuleó nuevamente a Atlanta (96-77) y la serie se precipita hacia un irrevocable 4-0, salvo relajación del equipo de Doc Rivers, cuya superioridad es indudable.

El TD Banknorth Garden de Boston volvió a vivir una noche plácida en la que los aficionados célticos pudieron comer, beber y charlar en la grada sin apenas sobresaltos.

Este equipo de Boston ofrece todas las garantías. Cuando coge entre sus fauces a un rival ya no lo suelta, porque los Celtics de Garnett tienen un espíritu insaciable y se ofrecen muy poco a la relajación, como suele ocurrir con los equipos que hacen bandera de la defensa. Porque la plantilla dirigida por Rivers está poblada de jugadores de gran clase (Garnett, Pierce, Ray Allen, Cassell...), pero su gran mejora este año ha nacido desde la defensa, un espíritu sacrificado que encarna como nadie su máxima estrella, Kevin Garnett, elegido mejor jugador defensivo de la NBA esta temporada.

Anoche ocurrió más de lo mismo, el equipo de Massachusets adoptó un perfil bajo de juego en los dos primeros cuartos, aunque su ritmo pausado no dejó de ser machacón, especialmente en la retaguardia. Una constancia que le permitió irse a los vestuarios con un triunfo parcial cómodo (52-42).

Tras el descanso, los de Doc Rivers reingresaron en la cancha con el único objetivo de dejar sentenciado el choque en el tercer acto. Y así fue. Dejaron al rival en 35 puntos en la segunda parte.

La primera jugada del ese tercer cuarto ya fue sintomática: triple de Paul Pierce. Cuando habían transcurrido algo menos de 5 minutos Boston ya había aumentado la brecha en el marcador hasta los 17 tantos. Y a 1:21 para la conclusión del período otro triple, ésta vez de Ray Allen, ponía 20 puntos de por medio entre ambas escuadras en el electrónico (76-56). El partido estaba visto para sentencia.

Rondo puede con Bibby

Para explicar la rotunda superioridad de los locales hay que empezar por la base. Y la base en este caso son los bases, valga el juego de palabras. Porque escasas esperanzas le pueden quedar al equipo de Mike Woodson si el desequilibrio entre su equipo y el de Boston se inicia desde la misma concepción del juego.

En los dos primeros partidos lo inesperado ha sucedido. El joven base Rajon Rondo ha superado con creces al veterano Mike Bibby, que anoche no vivió en el Garden su mejor momento.

Rondo fue, de hecho, el jugador más completo de su equipo, incluso por encima de Garnett (19 puntos y 10 rebotes, pero 6 de 18 en el tiro). El base de los Celtics acabó con 12 puntos, 8 asistencias, 6 rebotes y 4 robos, y amargó por completo la noche, ya de por sí difícil, a Bibby. Decimos difícil porque cada intervención del armador de los Hawks desde el principio del partido estuvo acompañada por los pitidos generalizados de los aficionados del Garden. Bibby había hecho una declaraciones en las que la afición de los Celtics no quedaba en muy buen lugar y ésta se lo pagó con silbidos constantes. Bien hará el base de Atlanta en hablar menos y jugar más, ya que su rendimiento deportivo en los dos primeros partidos de la serie está dejando mucho que desear, especialmente en el ataque (4 tiros de campo anotados de 17 intentados).

Aparte de Rondo, el juego ofensivo de los Celtics se basó en su trío mágico: Garnett (19 puntos), Ray Allen (15) y Pierce (14). Éste último protagonizó el susto de la noche. Apenas habían transcurrido 2 minutos y 15 segundos de partido, Rivers tuvo que sustituirle debido a un dolor en la parte baja de la espalda originado en una jugada con Josh Smith. Afortunadamente todo quedó en el susto -hubiera sido una baja muy importante para el futuro- y Pierce regresó a la pista en el segundo cuarto. A ellos se unieron las pinceladas de clase de Cassell, que sólo precisó 12 minutos para alcanzar la decena de puntos.

Las estadísticas no engañan

Los números constituyen una prueba irrefutable de la superioridad del equipo celta, especialmente en aspectos defensivos. Y es que la defensa local rayó a tan buen nivel que los Hawks completaron una estadística que escasas veces se da. Los de Mike Woodson dieron en todo el partido la ridícula cifra de 10 asistencias y perdieron 21 balones. Esa simple estadística ya indicaría, sin ver el resto, que el equipo que la posee tiene un 99% de probabilidades de perder el encuentro. Pero si a ella le añadimos que Atlanta no anotó en todo el partido ni un solo triple y que encestó solamente el 38,3% de sus tiros...

Esa ardua labor defensiva de los Celtics dejó a su rival en 77 puntos. Especialmente buena fue, como decimos, la defensa en el perímetro. Nuevamente las estrellas visitantes quedaron reducidas a la mínima expresión, sobre todo un Joe Johnson que se está viendo incapaz de superar a sus rivales y que tampoco está siendo capaz de doblar con acierto el balón.

Cinco hombres de Atlanta alcanzaron la decena, aunque sus máximos encestadores, Josh Smith y Marvin Williams, se tuvieron que conformar con 13 puntos.

El base suplente Law fue uno de los mejores (12 puntos desde la suplencia) y el hispano Al Horford no estuvo mal, destacando dentro del tono gris de sus compañeros (9 puntos y 9 rebotes en 37 minutos).

Bostón robó la friolera de 15 balones para acabar con un balance positivo de 15 robos por 12 pérdidas. Para llevar a cabo todo ese entramado defensivo a Doc Rivers no le importó que sus jugadores se fueran, nada más y nada menos, que hasta las 33 faltas. Y es que los tiros desde la personal salvaron de una debacle mayor a los de Georgia, que sufrieron en ataque un colapso generalizado y que ya sólo piensan en regresar a su casa para poder brindar un homenaje a sus aficionados, puesto que haber llegado hasta aquí ha sido un premio para los Hawks, un premio que no obtenían desde 1999.