Un coloso provocó un colapso. Noche mágica de Jimmy Butler para dejar a los Bucks al borde de la eliminación. Regresó Giannis Antetokounmpo al juego, pero le robó el protagonismo un Jimmy Butler hiperbólico que se fue hasta los 56 puntos.
Meter 56 puntos en playoff no es como meter 56 puntos en temporada regular. Nada que ver en estos tiempos que corren, tampoco en el pasado. Da fe de esa dificultad añadida el hecho de que los 56 puntos anotados hoy por Butler son la cuarta mayor anotación en la historia de los playoffs, solo superados por los 63 de Michael Jordan en 1986, los 61 de Elgin Baylor en 1962 y los 57 de Donovan Mitchell en 2020, esta última anotación lograda en el insólito escenario de la burbuja pandémica.
Por eso, cada acción hay que valorarla en su justa medida y hay que ponerla en su marco competitivo, y el marco competitivo de Butler hoyy ha sido del máximo nivel: en postemporada, ante el mejor equipo de la temporada regular y con Anteto ya de vuelta.
Ausentes Herro y Oladipo -bello homenaje de sus compañeros hoy antes de empezar el partido-, Butler se vistió de superhéroe para dejarnos una actuación inolvidable en un momento caliente de la serie, porque el 119-114 de esta noche, el triunfo de Miami, supone que la eliminatoria se pone 3-1. Es decir, los Bucks precisan de un milagro para no caer eliminados, necesitan ganar los 3 partidos que quedan. Y eso se ha dado muy pocas veces en la historia de la NBA.
Butler. un jugador top de la liga si se mide su impacto ataque-defensa, ya avisó de cuales eran sus intenciones cuando metió 22 puntos en el cuarto inicial, un cuarto en el que sumó esos 22 puntos con 9 de 10 en el tiro por los 6 que anotaron el resto de sus compañeros con un 2 de 9. Pero lo cierto es que el control del partido lo llevó siempre Milwaukee.
Los Bucks, con Anteto a buen nivel y un gran Brook Lopez, se plantaron en el descanso ganando 50-57 y terminaron el tercer cuarto dominando 78-89. Llegaron a estar 14 puntos abajo los Heat, y avanzado el último cuarto seguían los locales sin encontrar la tecla precisa para aminorar su desventaja. A 6:09 del final el marcador continuaba sonriendo a Milwaukee con un claro 89-101.
Fue ahí donde llegó el primer golpe de gracia local, con un parcial de 13-0 que puso el electrónico en un 102-101 favorable a Miami con 3:17 por jugar. Y el pabellón enloqueció.
La recta final fue una locura. Efervescencia pura, con Jimmy Butler provisto de una especie de varita divina que podía con todo. Nada menos que 21 puntos encestó Butler en el cuarto final para terminar con 56 puntos, 9 rebotes, 2 asistencias, 19 de 28 en campo y 15 de 18 en libres. Ni que decir tiene que esos 56 puntos son récord de la franquicia en playoffs y que a nivel personal constituyen la mejor anotación de siempre de Butler en la NBA, contando también temporada regular.
Los gritos de "MVP, MVP, MVP..." arreciaban en la grada en la definición del encuentro, con Butler disfrutando a manos llenas de su noche mágica. Y cuando Bam Adebayo anotó 2 libres para poner el 116-109 en el marcador a 32,7 segundos del final todo pareció aclararse, si bien un triple contra tablero cargado de fortuna por parte de Brook Lopez obligó a alargar un poquito más un final que ya estaba definido.
Miami contó con 15 puntos y 8 rebotes de Adebayo y 12 tantos y 9 rebotes de Caleb Martin, pero todo pasó por las manos del omnipresente Butler, con el equipo local endosando a Milwaukee un 41-25 en el cuarto final, apretando notablemente Miami en defensa en los últimos minutos.
Milwaukee se desinfló en la recta final. No valió para nada el partidazo de Brook Lopez, autor de 36 puntos, 11 rebotes y 3 tapones, ni el regreso con triple-doble de Anteto, que sumó 26 puntos, 10 rebotes y 13 asistencias.
Khris Middleton, que fue eliminado a 47,6 segundos del final, hizo 14 puntos y 8 asistencias y Jrue Holiday añadió 14 tantos y 7 rebotes, pero entre los dos se quedaron en un 10 de 31 en el tiro de campo.
A ello hay que añadir el gris partido de un Bobby Portis que solo jugó 13 minutos.
Negras perspectivas para unos Bucks que pueden convertirse en el primer número 1 que cae en primera ronda en la última década.