La NBA ha impuesto una sanción de un partido a Draymond Green tras su expulsión en el segundo juego de playoffs Kings-Warriors, una expulsión que llegó tras pisar violentamente el pecho de Domantas Sabonis cuando este se encontraba en el suelo.
La acción vino precedida de un agarrón del lituano al tobillo de Green, lo que no puede justificar de ningún modo la lamentable reacción del jugador de los Warriors, que arrastra un historial amplio de acciones violentas en su carrera profesional.
La sanción se ajusta a los criterios condescendientes que maneja la NBA con la violencia en la pista, pero llama poderosamente la atención que en la nota facilitada por la liga se afirme que la suspensión se debe en parte al historial de acciones antideportivas que Draymond Green arrastra en su trayectoria. Si esta es la dureza de la NBA con la violencia reincidente por parte de un jugador...
Green no podrá jugar el tercer partido de la serie que enfrenta a Warriors con Kings, una serie que su equipo pierde 2-0. El daño para los suyos es importante, y podría haber sido aún mayor.
Tras el partido Klay Thompson justificó la acción de su compañero y el propio Green dejó caer que podría estar lesionado por el agarrón de Sabonis, cuando lo único cierto es que el lituano tuvo que someterse a distintas pruebas médicas para asegurarse de que el pisotón de Green no le había causado daño alguno.
Una vez más, Green sale bien parado de una acción contraria a cualquier código deportivo y que podría haber causado un gran daño a otro jugador.