Regresó al 'lugar del crimen' entre reprobación y abucheos. Ben Simmons jugó su primer partido en Filadelfia desde que se fue de los Sixers envuelto en la polémica, y no le fue mal a nivel individual, pero sí le fue nefasto en el lado colectivo.
La grada presionó lo suyo a Simmons, con abucheos constantes, en las presentaciones, cada vez que tocaba el balón, a cada ocasión que había oportunidad para recordarle que ya no es querido en su antigua casa, pero lo que no esperaba la grada local era ganar con solvencia un partido a los Nets en las condiciones que uno y otro equipo lo afrontaban.
Esas condiciones eran bien distintas. Los visitantes con todo. Con Kevin Durant, con el recuperado para la causa Kyrie Irving y con Ben Simmons en su mejor momento de la temporada. Los locales sin sus tres mejores hombres. Sin Joel Embiid, sin James Harden y sin Tyrese Maxey. Y a punto estuvieron de quedarse en pleno partido sin Tobias Harris.
A pesar de ese aparente desequilibrio, Sixers venció 115-106 a los Nets demostrando una vez más que en esto del baloncesto la cabeza y las ganas tienen su importancia. Lo dio todo Sixers, puso corazón y puso sentido colectivo. Mientras, Brooklyn mostró en algunos momentos una indolencia preocupante, algo que resultó sangrante a la hora de cerrar el rebote, y estuvo, en líneas generales, bastante mal en defensa.
Philadelphia (ya en positivo con 9-8) tuvo a Tobias Harris con 24 puntos, un Tobias Harris que sufrió su particular susto cuando pisó a Kevin Durant en el segundo cuarto y se le dobló el tobillo. Visitó los vestuarios, pero fue un viaje más corto de lo esperado. Y a partir de ahí rindió mejor que antes. Un gran revulsivo Harris para su equipo.
Además, 22 puntos -metió 6 triples- de De'Anthony Melton, jugador de calidad, tal y como demostró en los Grizzlies, 19 más 10 rebotes de un productivo Paul Reed, 16 puntos en 18 minutos de un certero Georges Niang, que se marcó un 4 de 5 desde el triple, otros 16 tantos de Shake Milton, minutos para Furkan Korkmaz y buen trabajo atrás de P.J. Tucker.
Sixers arrasó en el rebote, ese fue un capítulo del juego que mató a los Nets, que permitieron que el rival capturara 20 rebotes ofensivos. A ello se unió el gran acierto del equipo local desde el triple, su control de las posesiones -solo perdieron 9 balones- y la barrida que la segunda unidad de Sixers le dio a la segunda unidad de Nets.
Los Nets (8-10 en la clasificación) siguen sin mostrar una línea regular de buen juego y resultados. Poco que destacar en el equipo visitante, si acaso decir que Ben Simmons, aunque se apagara en la recta final del partido, fue de lo más potable de estos Nets que siguen sin echarse a volar. Simmons hizo en su regreso 11 puntos, 11 asistencias, 7 rebotes, 3 tapones y 3 robos. Venía de hacer sus dos mejores actuaciones de la temporada.
Brooklyn tuvo a Kyrie Irving con 23 puntos, a Kevin Durant con 20, tras evaporarse en el cuarto final, a Seth Curry con 14 y a Royce O'Neale con 11 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias. Nic Claxton tuvo problemas de faltas en la primera mitad y Joe Harris sufrió una noche negada en el tiro.
El partido arrancó 2-10 y todo hacía presagiar que Sixers no podría superar sus importantes bajas, pero pronto recuperó terreno el equipo local, que dominó prácticamente durante todo el partido, aunque con estrechos márgenes que se agrandaron en la recta final.
Al descanso se llegó con marcador de 63-57 tras protagonizar Ben Simmons una fantástica jugada defensiva que derivó en que diera un pase desde el suelo para la canasta de Durant, para acto seguido responder Sixers con un triple sobre la bocina de Melton.
Fue en la recta final del encuentro cuando se rompió definitivamente el equilibrio, aunque Sixers ya se había colocado minutos antes, ya en el cuarto final, con ventajas mayores de 10 puntos. Cuando el marcador se puso 111-97 e Irving hizo un espantoso airball, Brooklyn procedió a rendirse retirando a todos sus hombres importantes de pista. Quedaban 3:08 para el final. Era la claudicación oficial. Era la constatación de un fracaso.