Los que focalizaban todos los males de los Lakers en Russell Westbrook ya se pueden ir olvidando de su éxito analítico. Westbrook solo era y es una parte del problema y jugar sin él no parece, a tenor de lo vivido hoy, una parte de la solución.
Lamentable derrota de Lakers ante unos Blazers en cuadro que sacaron a relucir todo el orgullo y la tenacidad que le faltó a los Lakers, que jugaron su primer partido de la temporada sin Westbrook y firmaron un esperpento de marca mayor.
Resulta difícil explicar lo sucedido en Portland, aunque con estos Lakers del desnortado Frank Vogel uno se acostumbra a que lo anormal forme parte ya de la normalidad.
Vogel nos entregó otro quinteto titular, y ya suma 28 distintos en lo que va de temporada, un número que se antoja excesivo por mucho que la Covid-19 y las lesiones hayan obligado a todos los técnicos a ser más que flexibles. Pero lo importante estaba del otro lado: unos Blazers en cuadro que venían de perder 6 partidos consecutivos y que tuvieron que jugar con lo puesto, y ese puesto, desde luego, no era mucho.
Porltand solo tenía 9 jugadores disponibles entre lesionados, traspasados y piezas nuevas que aún no pueden jugar. Sin Damian Lillard y el traspasado C.J. McCollum. Con solo dos jugadores con galones de titulares reales, Jusuf Nurkic y el recién ascendido esta temporada a titular Anfernee Simons, con una suplencia formada por Watford, Brown III, Blevins y Smith Jr., bajo esas circunstancias ha ganado Portland a unos depauperados Lakers que han perdido 21 balones que le han costado 28 puntos al equipo.
Portland se apoyó en el joven Simons -29 puntos, 5 asistencias y triples decisivos- y en el sólido Nurkic -19 puntos y 12 rebotes-, pero también en los rescatados del olvido Justise Winslow (11 puntos, 8 rebotes y 4 robos) y Dennis Smith Jr. (7 puntos, 11 asistencias y 6 robos).
Los Blazers hicieron un 1 de 13 desde el triple en la primera mitad y un 9 de 19 en la segunda, y dos triples de Simons en la recta final resultaron cruciales en un partido que el propio Simons definió con 2 tiros libres que pusieron el 107-102 a 3 segundos de la conclusión. Luego vino un triple banal sobre la bocina de LeBron James, un triple que define la propia banalidad de estos Lakers de Vogel y Fizdale.
Lakers perdió el partido metiendo el 55,4% de sus tiros y anotando 17 triples con buen acierto. Lo hizo encajando 105 puntos, una cifra corta para los estándares de un equipo que apenas defiende. Pero es que esta vez los problemas surgieron en ataque. LeBron James solo, y cada vez con una más evidente falta de liderazgo con respecto a unos jóvenes y no tan jóvenes compañeros que andan sumidos en sus propias cavilaciones, y las ya citadas 21 pérdidas de balón, pérdidas que condenaron a los californianos.
James sumó 30 puntos con 13 de 22 en el tiro. Estuvo muy solo, toda vez que Anthony Davis (17 puntos y 5 tapones) volvió a ser un jugador timorato en ataque. Solo 11 tiros de campo intentados, viniendo de lanzar a canasta solo 10 veces en el anterior partido.
Por lo demás, mejora de rendimiento de Talen Horton-Tucker al borde del deadline invernal y pare usted de contar. Ni siquiera el casi siempre salvable Malik Monk, la más grata sorpresa de estos Lakers, se salvó esta vez.
Y los angelinos suman ya 30 derrotas a estas alturas de la temporada, una semana antes del All-Star. Ni los más agoreros al inicio de la campaña podrían haber vaticinado un fracaso tan estrepitoso.