El jugador de los Celtics Jaylen Brown creció en el estado de Georgia viendo jugar a los Hawks de Joe Johnson, jugador estelar de aquella Atlanta que por entonces el chaval Brown veía con auténtica admiración. Hoy, Brown y Johnson, separados por 15 años, comparten equipo, una circunstancia que ni Brown ni Johnson habían ni siquiera imaginado hasta hace unas horas.
Brown fue el líder de los Celtics con 34 puntos y 5 triples en un cómodo triunfo ante los Cavaliers (111-101), pero Johnson fue el protagonista sentimental del partido.
Regreso emocional de Joe Johnson a la NBA. El 7 veces All-Star no jugaba en la liga desde la temporada 2017-2018 y fue a regresar en el TD Garden defendiendo la camiseta de Boston Celtics, equipo en el que jugó como novato en la temporada 2001-2002. Dos décadas separan su anterior partido con Boston de este.
De hecho, Johnson ha batido hoy un récord en el triunfo de los Celtics sobre los Cavaliers, el de ser el jugador que más tiempo ha esperado regresar a un equipo en la historia de la NBA. Entre su anterior partido con Celtics y el que ha jugado hoy han transcurrido 19 años y 308 días, pulverizando así el anterior registro fijado por el pívot James Edwards con Lakers, que estaba en 14 años y 331 días.
Johnson, que con 40 años es el segundo jugador con más edad de la actual NBA, es el único jugador en activo en la liga que llegó a enfrentarse en la pista con Michael Jordan, lo que ya da una idea de la dimensión temporal del nuevo jugador de Boston.
El viejo 'Iso' Joe salió ya en los minutos intrascendentes, pero lo hizo para cobrar trascendencia. Estuvo en pista 1 minuto y 57 segundos y nos dejó una bella canasta. Todo entre cánticos desde la grada de "We want Joe!", una grada que le recibió con una cálida ovación cuando ingresó en la pista.
Más allá de la recuperada relación entre Johnson y los Celtics tras dos décadas de separación, el partido nos dejó un buen triunfo de Boston aprovechando las bajas de gran calado de Cleveland.
Es cierto que Celtics tiene actualmente a 7 jugadores en los protocolos Covid-19 (no presenta bajas por lesión), pero es que Cavaliers tiene a 7 jugadores en esas mismas circunstancias y al lesionado Collin Sexton, estando en los protocolos jugadores como Jarrett Allen, Evan Mobley o Isaac Okoro.
Y fue la baja de sus hombres altos -Allen y Mobley- la que más daño hizo a los Cavs, ya que tuvieron que alinear como pívot titular al gigante Tacko Fall, primera titularidad en la NBA, un jugador entrañable que no está para menesteres de tan alta enjundia. El beneficiado, Robert Williams III. El pívot local no encontró oposición en la pintura y acabó el encuentro con 21 puntos, 11 rebotes, 7 asistencias y 10 de 12 en el tiro de campo. Fue el mejor del partido junto a Jaylen Brown. Poco se podía esperar de la defensa interior de Fall, Lauri Markkanen y Kevin Love, y así fue.
Jayson Tatum se quedó esta vez en 18 puntos y 9 rebotes tras errar 13 de sus 19 tiros de campo, Romeo Langford aportó como titular y Marcus Smart y Dennis Schröder se hartaron de fallar tiros, con el primero haciendo un 1 de 7 en campo y el segundo firmando un espantoso 1 de 11 en solo 18 minutos de juego. No pinta bien la estancia del alemán en Celtics.
Boston llegó al descanso ganando 63-48 y tuvo una máxima ventaja en el partido de 22 puntos, pero Cleveland logró acercarse al inicio del último cuarto hasta ponerse 85-75. Fue ahí donde Celtics dio su último acelerón con un parcial de 8-0 que resolvió cualquier duda.
Los Cavaliers, que no alcanzaron el 40% en el tiro de campo y firmaron un 9 de 38 desde el triple, venían de una gran racha de resultados que acabó en el Garden.
Darius Garland (28 puntos y 6 asistencias) y Kevin Love (18 tantos y 12 rebotes en 23 minutos) fueron sus mejores piezas en ataque, mientras que entre Lauri Markkanen y Ricky Rubio firmaron un 4 de 24 en el tiro de campo.
El jugador español fue titular esta vez. Sumó 8 puntos, 6 asistencias y 3 recuperaciones de balón en 31 minutos, ofreció un 2 de 12 en el lanzamiento y su equipo hizo un -20 con él en pista. No fue su mejor noche, aunque las circunstancias, todo hay que decirlo, no eran muy propicias para su escuadra ya desde el principio.