Indiana Pacers necesitaba un partido así, un partido de autoconfirmación, un encuentro que sirviera para afianzar el camino emprendido por el equipo con Rick Carlisle. Desde luego, nadie esperaba que el Bulls-Pacers acabara de un modo tan desigual.
Chicago solo pudo anotar 77 puntos y Pacers venció por 32 de ventaja. El 77-109 final refleja bien a las claras que no hubo partido. Indiana ya ganaba 46-67 al descanso y 61-89 al término del tercer acto. Fue un auténtico paseo militar.
Indiana tiene un potencial enorme como equipo. Solo falta que la plantilla esté sana y que la experiencia y sabiduría de Rick Carlisle vaya calando en el equipo.
La exhibición defensiva de Indiana este lunes fue de primer orden y el monumental atasco defensivo de Chicago, también. Los visitantes dejaron a los locales en 16, 15 y 16 puntos en el primer, tercer y cuarto cuartos, respectivamente, y eso son palabras mayores, porque habla bien a las claras no de minutos de gran intensidad defensiva a secas, sino de un esfuerzo continuado en tejer una madeja inexpugnable durante casi todo el partido.
El quinteto titular de Indiana dominó a su antojo, con Domantas Sabonis haciendo de las suyas, controlando, disfrutando al máximo del juego. El lituano se congració consigo mismo para concluir con 21 puntos, 11 rebotes y 4 asistencias en 26 minutos de acción. Malcolm Brogdon rubricó 16 puntos y 7 asistencias y Myles Turner firmó un doble-doble (puntos-rebotes) y 4 tapones. Además, buena primera parte de LeVert.
El dominicano Chris Duarte fue el máximo anotador entre los suplentes. El de Puerto Plata hizo 9 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias en 23 minutos.
El arrebato baloncestístico de Indiana fue la gran noticia de la jornada. Los de Carlisle apabullaron a su rival en el rebote, defendieron a un nivel excepcional (ayudados por la empanada local), dejando a Chicago en un 36,5% de acierto en el tiro de campo.
No jugó Alex Caruso. Su puesto como titular lo ocupó un desafortunado Coby White. Y no hay que olvidar que estos Bulls están sin Vucevic.
Problema mayor para los Bulls fue la desaparición al unísono de DeMar DeRozan (18 puntos) y Zach LaVine (17) en la segunda mitad. Después del descanso cada uno de ellos solo metió 3 puntos.
Tampoco ayudó la noche negada de Lonzo Ball, que se tuvo que ir del partido sin anotar después de errar los 7 tiros que intentó.
La buena lectura para Indiana es que parece estar en el camino adecuado, la buena para Chicago no es otra que pensar que esto simplemente ha sido un accidente.