El pasado 8 de octubre Jaylen Brown dio positivo por Covid-19. Todo se oscureció un poco, la pretemporada se desvanecía y el inicio del curso quedaba un poco en el aire. Apenas 12 días después el jugador no solo se recuperó, sino que se marcó un partido memorable que le ha servido para hacer historia.
Brown, que no fue asintomático, protagonizó un partido de apertura de la temporada absolutamente inimaginable viniendo de la condición física que venía. El alero no solo batió su mejor registro anotador en la NBA, sino que además hizo historia en una franquicia histórica como son los Celtics.
La noche memorable de Brown quedó empañada por la derrota de Celtics ante Knicks (138-134) en un partido con doble prórroga.
El jugador, mientras, lo bordó. Ya llevaba 20 puntos en los primeros 8 minutos del encuentro, y terminó el mismo con 46 puntos, 9 rebotes, 6 asistencias, 8 triples y más de un 50% en el tiro de campo.
Esos 46 puntos suponen el mejor registro histórico de un jugador de Celtics en un partido inaugural, superando los 35 anotados por Bob Cousy el 27 de octubre de 1956 y los 35 logrados por Paul Pierce el 3 de noviembre de 2004.
Ahora, Boston Celtics solo espera que Al Horford, de baja por Covid-19, vuelva del contagio con buena parte de la fuerza con la que ha vuelto el imparable Brown.