Los Clippers se lanzaron al cuello de Dallas Mavericks, al cuello herido de su líder, Luka Doncic, y lo hicieron con el ánimo salvaje de los grandes depredadores, con la etiqueta olvidada y hoy recuperada de aspirantes al título.
Repaso de Clippers a Mavericks de principio a fin a partir de un granado trabajo defensivo y la asunción de poder y responsabilidad de sus dos grandes estrellas, con Kawhi Leonard como gran maestro de ceremonias y guía espiritual del equipo y con Paul George tirando de galones en el importante segundo cuarto.
Victoria apabullante de los californianos, marcador de 81-106 para poner la serie 2-2 gracias a ganar los dos partidos como visitantes tras perder los dos primeros como locales, recuperando así el factor cancha, algo que parecía un sueño imposible al llegar la serie a Dallas.
Kawhi estuvo inmenso, perforó las entrañas del rival con la precisión de un bisturí, ni siquiera precisó de esfuerzos extras para dañar a Dallas, fue un ejemplo extremo de ataque alpino exitoso o de operación militar quirúrgica de élite. Terminó el alero con 29 puntos, 10 rebotes y 11 de 15 en el tiro, además de fajarse a gran nivel en defensa. Nunca desfalleció durante todo el encuentro en su rol de líder indiscutible del equipo.
George, mientras, sumó 13 de sus 20 puntos en un fantástico segundo cuarto que sirvió para quebrar ya cualquier intento de resistencia serio de los texanos.
Destacar también la labor de jugadores como Reggie Jackson (15 puntos), un gran Nicolas Batum (10 puntos, 5 rebotes y 4 robos), que estuvo estupendo en defensa y que tuvo que ejercer de falso cinco durante bastantes minutos del partido, y de Rajon Rondo, ese tipo que adora los playoffs y que volvió a ofrecer su versión competitiva, una versión feliz que fue más allá de los simples números.
Terence Mann sigue aumentando sus minutos según los pierde el hiperventilado Patrick Beverley y el pívot Ivica Zubac tuvo que encargarse de la marca del repescado Boban Marjanovic, terminando esa empresa con 6 faltas, muchas cometidas en un abrir y cerrar de ojos.
La clave del partido, más allá del gran desempeño visitante, fue la limitación que supone para Dallas tener a su líder limitado. Es lo que tiene configurar un equipo en torno a una solo gran figura, que cuando esta tiene un problema físico la vertebración del juego del equipo puede derrumbarse como un castillo de naipes.
Jugó Luka Doncic, y lo hizo claramente limitado por una muy molesta y dolorosa lesión en el cuello. Se vio al esloveno con rostro de verdadero dolor a lo largo del partido y lo peor no fue que sus números se desplomaran, lo peor fue que con ellos se desplomaron los números de su equipo.
El jugador esencial de los Mavs terminó con 19 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias, con 19 puntos cuando en los tres primeros juegos promedió 38. Y sus porcentajes de tiro fueron un desastre: 9 de 24 en campo, 1 de 7 en triples y 0 de 5 en libres.
Él quiso quitar hierro al asunto y aseguró tras el partido: "Estaba al 100%, pero jugué horrible". Pero su entrenador, Rick Carlisle, le desmintió al asegurar que jugó Doncic con dolor y que no podía girar el cuello a la izquierda en condiciones, lo que perjudicó su visión periférica del juego, a la par que afectó la lesión en el cuello a los porcentajes de tiro. Lo mejor para Dallas, según Carlisle, es que hay dos días de plazo hasta el próximo partido en los que Luka podrá descansar y ser tratado. Sin él, esta serie ya tiene dueño.
Dallas había tirado primorosamente de 3 en todos los partidos de la serie. Hasta hoy. En este cuarto juego terminó el equipo con un 34,8% en el tiro de campo, un 5 de 30 desde el triple y solo 15 asistencias en todo el partido para meter 81 puntos, una cifra ridícula para un equipo que vive amparado en su ataque.
Clippers jugó de manual. Empezó muy bien el partido y solo tuvo un ligero problema cuando Carlisle sorprendió a Lue sacando ya en el primer cuarto a la torre Marjanovic, que en un principio hizo daño (terminó el serbio con 12 puntos y 6 rebotes en 15 minutos), pero luego los angelinos recuperaron el timón del partido, se fueron del primer cuarto ganando 22-31, llegaron al descanso con un holgado 45-61 y terminaron el tercer acto con 60-82 en el marcador tras dejar a Dallas en 15 puntos.
A Clippers se le vio sobrado en todo momento y a Mavericks se le vio falto, muy falto de ataque, muy falto de calidad competitiva. La ventaja máxima, jugándose ya el último cuarto, fue de 28 puntos, pero el partido había acabado mucho antes, desde el momento en el que los angelinos sintieron su superioridad y Doncic, sabiendo de su inferioridad, se empecinó en buscar la canasta y no en hacer partícipes del juego a sus compañeros.
Kristaps Porzingis hizo 18 puntos, pero no dio el paso adelante que tenía que haber dado. Tim Hardaway Jr. estuvo muy mal, Dorian Finney-Smith anduvo muy lejos de su rendimiento habitual y Josh Richardson parece un jugador perdido para la causa. La verdad es que la defensa de Clippers causó estragos. Y ante la debacle local, incluso se escucharon algunos abucheos procedentes de una grada poblada con 17.000 espectadores. La decepción era grande en la parroquia de los Mavs, Clippers había pasado por encima de Dallas para rescatar del olvido su candidatura al título. Veremos si le dura esta espectacular sensación de poderío.