Pocas veces una baja de un mínimo de entre 2 y 3 semanas fue acogida con más alivio que la que tendrá que cumplir Anthony Davis. El All-Star y los Lakers respiran aliviados, ya que el jugador ha esquivado el desastre que hubiera supuesto una rotura del tendón de Aquiles.
La preocupación era evidente. Pero la resonancia magnética que se le ha practicado a Davis ha eliminado el escenario más desalentador. Davis tiene una distensión en el gemelo derecho y la resonancia ha evidenciado que se ha agravado la tendinosis que padece en el tendón de Aquiles derecho, una dolencia que la había apartado de las pistas en un par de partidos la pasada semana.
El jugador, según informa ESPN, guardará reposo durante al menos 2 o 3 semanas, por lo que no se espera que vuelva a jugar antes del parón del All-Star (5 a 10 de marzo), ya que esa semana extra sin partidos en la NBA le vendrá muy bien a Davis para su recuperación sin que su equipo se resienta.
Lakers va a tomar todas las precauciones posibles y va a mostrarse muy conservador con el regreso del jugador a la competición, porque una lesión seria en el tendón de Aquiles sería un desastre sin paliativos.
La estrella de Lakers vio cómo se agravaba su lesión en una jugada de uno contra uno ante Nikola Jokic, jugada que terminó con la salida de Davis del partido contra Nuggets cuando restaban 2:36 para llegar al descanso. Ahí acabó su participación en el juego.
Ahora, Lakers tendrá que afrontar el calendario hasta el parón del All-Star sin Davis en la pista, lo que es un evidente trastorno para un equipo que, con altibajos, estaba siguiendo hasta el momento una línea ganadora.