Era una buena oportunidad para enderezar el rumbo. Denver visitaba Mineápolis para jugar con un equipo, Timberwolves, que había perdido pie en ausencia de Karl-Anthony Towns, y la visita se saldó con victoria.
Es verdad que Minnesota se resistió todo lo que pudo. Aguantaron los locales a los visitantes durante tres cuartos, pero llegada la hora de la verdad salió a relucir la diferencia de calidad que separa a los dos equipos.
Ganó Denver, otra vez sin Michael Porter Jr., 109-124 gracias al 25-41 del cuarto final. Venció gracias a Jamal Murray, Nikola Jokic, hasta aquí todo según el guion habitual, y... ¡Facundo Campazzo! El argentino presentó sus credenciales en la NBA, su juego despegó de forma espectacular y eso le valió la confianza de su técnico y de sus compañeros. Él respondió con un partidazo.
Murray aportó al triunfo 36 puntos, metiendo el 65% de sus tiros de campo, Jokic volvió a firmar un triple-doble pese a los problemas que tuvo con las faltas en la primera parte (sumó 19 puntos, 12 rebotes y 12 asistencias) y Campazzo se fue a 21 minutos de juego, estuvo presente en pista cuando su equipo se marchó en el marcador y disputó los minutos de la verdad. Terminó el cordobés con números inesperados: 15 puntos, 2 asistencias, 3 robos de balón, 5 triples anotados de 7 intentos y un +26 de su equipo cuando él estuvo en cancha. A eso le añadió una enorme intensidad defensiva y un extremo sentido competitivo.
Minnesota fue otra cosa. Funcionó Malik Beasley, autor de 25 puntos, tuvo momentos brillantes Jarrett Culver, 20 puntos y algún que otro mate fascinante, pero volvió a fracasar como líder D'Angelo Russell, que firmó una primera parte espantosa y que terminó con 18 puntos y 7 asistencias.
En cuanto a los jugadores españoles, intercambiaron sus papeles. Juancho Hernangómez fue titular y Ricky Rubio, suplente. Su concurso conjunto en cancha en la primera parte coincidió con los mejores minutos de su equipo, pero luego se diluyeron. Juancho hizo 6 puntos y 5 rebotes en 26 minutos y Ricky terminó con 6 tantos y 4 asistencias en 18.
El problema de Minnesota volvió a estar en la defensa y el mayor acierto de los Nuggets radicó en su tiro de 3, ayudado por el rebote y por su clarividente manera de romper el partido en el cuarto final con Nikola Jokic como eje del juego.
Esa ruptura llegó tras un parcial de 20-2 para Denver que dejó el marcador en 88-103 mediado el cuarto final. Ahí se acabó todo. Porque Minnesota ya no tuvo gasolina para remontadas.