No fue el debut en playoffs soñado, pero sí supuso cumplir un sueño. Josh Reaves saltó anoche a la cancha cuando su equipo, Dallas Mavericks, estaba siendo humillado por los Clippers. Y allí, en los minutos intrascendentes, Reaves encontró la trascendencia suficiente para hacer historia.
Ya la hizo cuando debutó en la NBA allá por enero. Nunca un boliviano había jugado en la NBA. Bolivia tiene una nula tradición en el deporte de la canasta. Allí prima el fútbol, mientras que el baloncesto no deja de ser un deporte extraño que juegan otros. Pero ahora las cosas están cambiando. El país, sumido en una profunda crisis política, económica y sanitaria, se vuelca con Reaves, porque ve en él a un héroe deportivo, a un boliviano que ha llegado a un lugar impensable.
Reaves nació en Fairfax, estado de Virginia, en 1997. Dos décadas antes, en 1978, su familia se trasladó a Estados Unidos desde Bolivia. La madre de Reaves, Liset, nació en el país andino, de ahí que el jugador tenga la doble nacionalidad estadounidense-boliviana.
No es uno de esos chicos que llegan a sus raíces hispanas por cuestiones de interés, la selección boliviana no es nada en el panorama internacional. Muy al contrario, Reeves es totalmente estadounidense, pero siente a Bolivia en su corazón a través de su madre y de su abuela Betty.
A Reaves le encanta comer silpancho, un plato tradicional de Bolivia, y siente una pasión especial por el fútbol, el deporte rey del país de origen de su familia. Y no oculta sus orígenes. Nunca lo ha hecho.
La muerte de su padre
El padre de Josh jugaba al baloncesto. Pero la vida quiso que Josh apenas pudiera disfrutar de su progenitor, porque este murió cuando él solo tenía 6 años.
A partir de ahí, en tierras virginianas, la madre de Josh y su hermano mayor, Michael, se encargaron de dar soporte a la familia.
Completó Reaves estudios de secundaria en Estados Unidos y llegó a la universidad, donde se hizo un hueco en la NCAA.
Jugó durante 4 cursos para Penn State, donde brilló por sus dotes defensivas. Se vistió de cortó 121 veces con la universidad y en 2019 fue elegido Jugador Defensivo del Año en la Big Ten.
No fue drafteado en 2019, pero la sorpresa llegó a través de una llamada telefónica: Dallas Mavericks se interesaba por él. Quería firmarle un contrato para que pudiera jugar en su equipo de la G League, Texas Legends.
Estuvo con Mavericks en las ligas de verano, y lo hizo bien. Y con su contrato dual, que permite saltar de forma bidireccional de la G League a la NBA, Reaves consiguió cumplir su gran sueño, y debutó en la NBA en el mes de enero con Dallas, la escuadra de la liga que más extranjeros tiene en sus filas.
Ya ha jugado Reaves 4 partidos de temporada regular (2 en enero y 2 en agosto, ya en la burbuja) en los que totalizó 8 puntos, 3 rebotes y 3 asistencias en 28 minutos de juego.
Y anoche llegó la guinda: debutar en playoffs. Palabras mayores. El partido ya no le importaba a gran parte de la audiencia, pero una pequeña parte de ella estaba pendiente de él. Bolivia y su antigua universidad, Penn State, seguro que disfrutaron mucho del momento, como toda su familia, amigos y seguidores. Y él no lo desaprovechó. Metió 4 puntos, capturó 2 rebotes y dio 1 asistencia en 7 minutos para estrenar sus cifras en postemporada.
Josh es escolta, tiene 23 años y un gran compromiso con el juego. A esa edad ya sabe lo que es jugar en la NBA. Hasta anoche en temporada regular. Desde anoche en playoffs, el momento en el que los mejores dan lo mejor de sí.