Indiana Pacers afrontó la burbuja de Orlando sin Domantas Sabonis, con Victor Oladipo dudando si jugar o no y con Malcolm Brogdon llegando con una preparación tardía. El futuro inmediato no pintaba bien para los de Nate McMillan. Sin embargo, nada está resultando como se esperaba.
En ese marco restrictivo surgió una arista expansiva que nadie esperaba, un punto emergente llamado T.J. Warren.
Warren ya había exhibido dotes ofensivas en su segundo año universitario con NC State y en su largo paso por Phoenix Suns, que duró un lustro. También lo había hecho esta temporada en su estreno con Pacers, pero jamás había explotado en la ofensiva de forma tan salvaje como lo está haciendo en este reinicio de la temporada.
El alero de Indiana debutó endosándole 53 puntos y 9 triples a Sixers, luego le metió 34 y 32 puntos a Washington y Orlando, solo flaqueó ante su exequipo Phoenix Suns con un doble-doble, 16 puntos e inseguridad en el tiro y resurgió este domingo ante Lakers con 39 puntos y un 15 de 22 en el lanzamiento de campo.
Lo mejor de todo no es que Warren esté aportando mucho a su equipo, algo realmente positivo, lo mejor es que su equipo ha saldado esos 5 partidos con 4 victorias sin Sabonis.
T.J., que ha firmado un par de dobles-dobles en esos partidos, promedia 34,8 puntos, 6,6 rebotes, 2,4 asistencias, 1,4 tapones y 1,6 robos de balón en 38,2 minutos. Números de All-Star.
A ello le añade un 60,5% de acierto en el tiro de campo, un 55,6 en los triples tras anotar 20 (4 por partido) y un 88,9% desde los libres.
Es más, Warren se puede vanagloriar de que en los 5 juegos que ha afrontado en la burbuja ha robado más balones (8) que los que ha perdido (6).
Ante estas enormes cifras, su compañero Oladipo ha asegurado: "(está) en otro planeta ahora". Y así parece.
Mientras, T.J. ha hablado de las claves de su expansión en el juego. Y su secreto no es otro que el trabajo, según explica.
Asegura que ha trabajado muy duro durante el parón competitivo provocado por la pandemia de Covid-19, un parón muy largo que ha aprovechado para trabajar a fondo su físico y pulir aspectos de su juego.
Por ahora, ese trabajo está teniendo un tremendo reflejo en la cancha. Indiana no puede estar más feliz.