Sensaciones realmente extrañas, aunque los jugadores protagonistas afirmaron que la experiencia fue mejor de lo esperado. La NBA volvió 4 meses y medio después de ser cancelada. Lo hizo con un partido preparatorio entre Clippers y Magic en medio de una burbuja en el universo Disney.
Todo esto hubiera parecido pura fantasía en el mes de marzo. Pero el 11 de marzo todo cambió. Desde entonces la pandemia desnudó a la NBA, como a otras muchas competiciones deportivas. Y no ha sido hasta el 22 de agosto cuando hemos podido ver de nuevo a jugadores de la mejor liga del mundo midiéndose en una pista.
Clippers ganó 99-90 a Orlando, pero el resultado fue lo de menos. Lo de más fueron las circunstancias y las sensaciones.
Para empezar, el partido se redujo a 40 minutos de juego (10 por cuarto).
Los Clippers, al menos, como locales, sintieron la voz de su speaker habitual, Eric Smith, y los clásicos cánticos de "defense defense" convenientemente grabados.
Para aminorar la sensación de vacío provocada por la falta de aficionados, la liga ideó una serie de pantallas que oscurecían las gradas, de modo que los jugadores no tenían la visión de las gradas sin público.
En la banda, distancia social en los banquillos y mascarillas. Mientras que en la pista se oían los gritos de los jugadores y los técnicos, ante los que nadie era ajeno, incluídos los árbitros.
Los Clippers tuvieron a Lou Williams (22 puntos en 17 minutos) y Paul George (18 en 19 con 4 triples) como hombres más destacados. Kawhi Leonard anotó todos sus puntos (9) desde el triple y JaMychal Green y Marcus Morris funcionaron bien.
Los angelinos no pudieron contar con Patrick Beverley, Montrezl Harrell, Landry Shamet e Ivica Zubac.
En Orlando, 18 puntos y 10 rebotes en 21 minutos de un gran Nikola Vucevic.
También rindieron a buen nivel Michael Carter-Williams y Terrence Ross.