La NBA ha informado a los jugadores de que cualquiera de ellos que elija no jugar en Orlando tendrá que notificarlo a su equipo y que esa notificación tendrá como fecha tope el 24 de junio, según ha adelantado Shams Charania (The Athletic).
El jugador que notifique su ausencia en el plazo previsto no estará sujeto a sanción alguna, aunque su salario se verá menguado, perdiendo un 1/92,6 del mismo por cada partido que no juegue.
La comunicación de la NBA deja, por lo tanto, abierta la posibilidad de que los jugadores que no informen de su ausencia en el plazo fijado y que después se nieguen a jugar podrán ser sancionados, algo que parece totalmente lógico.
Adam Silver y la NBA se muestran confiados en que el regreso del juego a finales de julio no está en peligro, a la par que entienden las reticencias de algunos jugadores. El comisionado de la NBA ha reconocido que el regreso al juego en las especiales condiciones de Orlando supondrá "un enorme sacrificio" para todos.
Mientras, Michele Roberts, directora ejecutiva del sindicato de jugadores (NBPA), ha discutido con los jugadores sobre las maneras de utilizar la influencia de estos en el marco de la tensión racial existente en Estados Unidos.
Roberts, mujer y negra, ha afirmado que "no es una cuestión de jugar o no jugar", sino que se trata de pensar el modo en el que los jugadores de la NBA pueden influir con mayor peso en las protestas que se desarrollan en el país contra el racismo.