Otra vez la ingle por Navidad. LeBron James sufrió anoche una lesión en la zona inguinal, tal y como le ocurriera en 2018, como consecuencia del rodillazo que le propinó Patrick Beverley en el primer cuarto del Lakers-Clippers cuando entraba a canasta.
El tremendo golpe no impidió que LeBron siguiera jugando y que terminara el partido, un partido que no dio grandes satisfacciones al de Akron, que vio cómo Lakers perdió 106-111 y cómo el mismo Beverley le impedía enviar el partido a la prórroga cuando James buscó el 109-109 desde el triple en el último suspiro.
James no tuvo un gran día. Hizo 23 puntos, 9 rebotes y 10 asistencias, pero con 9 de 24 en el tiro de campo y 2 de 12 en triples (¡LeBron jamás había fallado 10 triples en un partido en toda su carrera NBA!).
Tras el partido, LeBron se sentía muy dolorido. El jugador se había perdido el encuentro anterior ante Denver, pero por un motivo distinto, unas molestias relacionadas con la caja torácica.
Esta vez, el daño estaba localizado en la ingle, y cabe recordar que LeBron ya se lesionó en la zona inguinal en el partido disputado entre Lakers y Warriors el día de Navidad de 2018, una lesión que terminó siendo la más importante de toda su carrera, una carrera bastante limpia de lesiones.
James se mostraba algo apesadumbrado tras la derrota, más aún al comprobar su estado físico: "Me sentí como me sentía hace 5 días", aseguró en relación al mal estado físico que tenía hace días, lo que le dejó fuera del partido ante Denver, y a lo bien que se había recuperado de ese problema. Ahora le toca volver a empezar.
El jugador está en situación de day-to-day (evaluación médica diaria), por lo que se teme que pueda perderse algún tiempo de juego. Habrá que esperar.