La NBA descansó en Nochebuena para tomar el necesario impulso a la hora de afrontar la siempre espectacular y mediática jornada de Navidad. Eso sí, este año la jornada navideña se ve muy afectada por las lesiones de jugadores clave.
Antes de empezar la temporada, la jornada de hoy se presentaba como un festín impresionante configurado por 5 partidos jugados de forma escalonada -como siempre en Navidad no se superponen los horarios-, todos ellos con alicientes increíbles. Pero todo eso ha cambiado bastante, sin que por ello la jornada haya dejado de ser muy atractiva.
Los dos partidos estelares son el Lakers-Clippers y el Sixers-Bucks.
En el primero, todos estamos pendientes de si juegan LeBron James y Anthony Davis. De hecerlo, como parece que va a suceder, será un duelo de la máxima altura; de no jugar ambos, el partido estelar de la jornada quedará muy tocado.
Mientras, el Sixers-Bucks se presenta con todos los componentes esenciales en juego, aunque haya algunas bajas en el choque.
Otra cosa son los otros tres encuentros, donde las lesiones han trastocado enormemente los planes triunfales de la NBA.
El Warriors-Rockets ha pasado de ser un partido de máxima audiencia a convertirse en un encuentro con escaso interés. Las bajas de Klay Thompson y Stephen Curry desbaratan bastante la igualdad. No hay que olvidar que Warriors es el peor equipo del Oeste y uno de los tres peores de la NBA, con Hawks y Knicks. Estamos ante un encuentro herido de muerte.
El Raptors-Celtics se encuentra con las bajas locales de Pascal Siakam, Marc Gasol y Norman Powell y la duda visitante de Gordon Hayward. Demasiadas ausencias.
Y el Nuggets-Pelicans nos deja la ausencia del gran atractivo para los aficionados. Porque Zion Williamson sigue sin debutar en la NBA. Los Pelicans estaban en el calendario navideño por Williamson y a estas alturas Zion sigue lesionado y su equipo arrastra una trayectoria nefasta.
De todos modos, estamos ante uno de los días álgidos de la competición, una jornada familiar para disfrutar comiendo, bebiendo y descansando de los primeros excesos navideños mientras se ve el mejor baloncesto.