"Estoy muy triste", reconocía el entrenador de Portland Trail Blazers, Terry Stotts, tras conocer el alcance de la lesión de su pupilo Rodney Hood. El alero titular de Portland se había roto el tendón de Aquiles de la pierna izquierda durante el choque entre Blazers y Lakers.
Se jugaba el primer cuarto. Restaban 3 minutos y 27 segundos para el final del cuarto cuando Hood quedó tendido en el suelo tras capturar un rebote defensivo e intentar avanzar con bote de balón. En el suelo, evidentes gestos de dolor, agitación del pie sano... y el jugador tapándose la cara con la camiseta.
Así estuvo Hood durante varios minutos en el suelo mientras era atendido por los médicos ante la atenta mirada de sus compañeros de equipo. La lesión parecía bastante grave, y lo fue.
El ex de Duke tuvo que ser asistido para abandonar la cancha con expresión de dolor en su rostro.
Luego, una resonancia magnética confirmó los peores pronósticos: el tendón de Aquiles estaba roto. Una de las peores lesiones que puede sufrir un jugador de baloncesto.
Hood llegó a Portland a mediados de la pasada temporada y en la presente estaba ejerciendo como titular indiscutible en los 21 partidos que había disputado. Sus medias: 11 puntos y 3,4 rebotes en 29,3 minutos. Con excelentes porcentajes de tiro: un 50,1% en campo y un gran 49,3% desde el triple.
La lesión de Hood se suma a un cúmulo de desgracias que han acechado y acechan a Blazers. Su pívot titular, Jusuf Nurkic, sigue lesionado tras romperse la pierna en una grave lesión; Zach Collins está de baja tras sufrir una operación en un hombro; y Pau Gasol no terminó de recuperarse de su lesión y causó baja como jugador. A todo ello se suma ahora la gravísima lesión de Hood.