El Madison no perdona. El recibimiento a Kristaps Porzingis fue ciertamente hostil. Abucheo generalizado. De notables proporciones. El letón ha pasado de la categoría de héroe local a la de villano. Porzingis no lo hizo mal en la cancha. En su primer cara a cara con su antigua afición. Pero su equipo volvió a perder con los Knicks.
Han sido dos enfrentamientos en apenas una semana. El primero en Dallas; el segundo en Nueva York. Porzingis estuvo bien en ambos. Doncic estuvo aún mejor. Firmó el ex del Real Madrid sendos triples-dobles. Pero Dallas perdió en las dos ocasiones. Esta vez por 106-103. Con un triple crucial de Marcus Morris que puso el 104-101. Encestado a 13,2 segundos del final.
Porzingis dibujó una sonrisa de circunstancias cuando fue presentado. La presión ambiental en su contra fue brutal.
El pívot de Mavs fue el ídolo de la afición neoyorquina. Llegó a ser All-Star con los Knicks. Pero todo se truncó el 6 de febrero de 2018. Cuando el jugador sufrió una grave lesión de rodilla. Larga recuperación. No ayudó mucho desde Nueva York el nuevo técnico, David Fizdale. La relación se rompió. Y Porzingis acabó en Dallas porque quiso salir de los Knicks.
El partido se le volvió a atragantar a Dallas. No sirvieron los 20 puntos, 11 rebotes y 3 tapones de Porzingis. Tampoco los 33 tantos, 10 rebotes y 11 asistencias de Doncic.
New York tuvo a Marcus Morris con 20 puntos. Y 5 de 7 desde la línea de 3. Julius Randle sumó 17 tantos y 10 rebotes. El pívot Mitchell Robinson contribuyó con 16 tantos y 8 rebotes. Y Dennis Smith Jr. se mostró muy motivado ante su antiguo equipo. Y ante Doncic. El jugador que le cerró el paso en Dallas.
Ganaron los Knicks. Y el público se fue doblemente contento. Porque el triunfo de su equipo. Y porque había visto la derrota de su enemigo número 1. Ese enemigo no es otro que Porzingis. Los Knicks tienen que inventar enemigos para olvidar su mediocridad. Así transcurren los días en la Gran Manzana.