Hay jugadores a los que les persigue la mala suerte. En este grupo parece haber entrado desgraciadamente Gordon Hayward. El alero de Boston Celtics se ha fracturado hoy la mano izquierda en el transcurso del partido Spurs-Celtics.
Se jugaba el segundo cuarto cuando Hayward chocó con el cuerpo de LaMarcus Aldridge tras un bloqueo de este. No pareció un golpe duro, pero en la repetición se apreció cómo la muñeca del jugador de Boston se dobló en el contacto.
Ahí se acabó el partido de Hayward, que abandonó el juego camino de los vestuarios con una toalla cubriéndole la mano izquierda. Había jugado solo 15 minutos y ya llevaba 9 puntos en su haber en un partido que Boston ha terminado ganando a San Antonio por un contundente 115-135.
Hayward empezó el encuentro con promedios de 20,3 puntos y 7,9 rebotes en este inicio de temporada, un inicio en el que el jugador empezaba a alcanzar el nivel All-Star que tuvo en su día cuando jugó en Utah Jazz antes de marcharse a Boston Celtics y lesionarse gravemente en el debut con el equipo céltico.
Aquella lesión impresionó a todos, tanto por su impacto visual, como por su gravedad y por registrarse en el partido inaugural de aquella temporada.
Desde entonces, Hayward tuvo que tirar de paciencia. Adiós a aquella temporada, campaña a medio gas el pasado curso y por fin plenamente recuperado en este.
Ahora, las buenas sensaciones que transmitía el jugador se han apagado.