Histórico primer cuarto el vivido este domingo en Miami. Heat se impuso en el período de apertura a Rockets por 46-14 para conseguir la tercera mayor ventaja en un primer cuarto de un juego de la NBA desde que se instauró el reloj de posesión en el curso 1954-1955.
Solo dos partidos superaron esa ventaja en un primer cuarto. La mayor diferencia se registró en el Lakers-Kings de 1987 en el que los angelinos se impusieron 40-4 en el primer acto; la segunda data de 1972, cuando Baltimore Bullets ganó 45-12 a Kansas City Kings.
Lo de Miami fue especialmente inesperado por el hecho de que el equipo encajador, Rockets, es uno de los más potentes de la actual NBA.
Al final del partido, Miami venció 129-100 tras adquirir una máxima ventaja de 41 puntos en el segundo cuarto (59-18) e irse al descanso con marcador de 71-46.
Miami tuvo a Duncan Robinson en 23 puntos y 7 triples, a Meyers Leonard en 21 tantos y a Jimmy Butler, auténtico artífice de ese increíble primer cuarto, con 18 puntos, 9 asistencias, 7 rebotes y 4 robos. James Johnson debutó en la temporada con 17 puntos en un equipo que jugó sin Justise Winslow y Derrick Jones Jr., un equipo que ya está con marca de 5-1.
Todo lo vivido en ese primer cuarto histórico resultó tremendo. Los locales acabaron el cuarto con un 72,7% de acierto en el tiro de campo, un 71,4% en triples, un 14-0 en el rebote en su aro, 14 asistencias y 4 robos de balón; Houston finalizó el cuarto con un 23,8% en el lanzamiento de campo, un 13,3 desde el triple, 3 asistencias y 5 pérdidas.
En cuanto a lo individual, Jimmy Butler lideró la hazaña en el cuarto con 13 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias y Leonard añadió 11 puntos, mientras que James Harden se quedó en 1 de 6 en el tiro y Russell Westbrook aportó en esos primeros minutos 2 puntos sin rebotes ni asistencias.
Todo lo que vino después ya estuvo totalmente mediatizado por lo que sucedió en el primer cuarto.
Al final, los Rockets se fueron con una dolorosa derrota sin que sirvieran de nada los 29 puntos anotados por Harden en 26 minutos. Pesaron profundamente en el equipo los malos partidos de Russell Westbrook, Clint Capela y Eric Gordon.